La alemana Lisel Heine, de 100 años, decidió entrar en política el día que le cortaron el micrófono durante una reunión. Ahora es concejala y lucha con los jóvenes contra el cambio climático.
Jubilada desde hace 40 años, actualmente defiende la reapertura de una piscina al aire libre.
"Cuando empecé, algunos realmente no querían escucharme y llegaron a desconectar el micrófono”, comenta.
"Hoy, gente del mundo entero viene a hablar conmigo (...) ¿Quién ríe ahora?", afirma.
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Lo que cambió desde entonces es su elección, meses atrás y contra todo pronóstico, al Concejo Municipal de Kirchheimbolanden, en Renania-Palatinado (oeste), pocas semanas después de haber soplado sus cien velitas.
No es casual su apoyo a la piscina. Hay dos temas caros a Heise: los jóvenes y la salud pública.
Así nació su compromiso con el clima, inspirado en la movilización de los jóvenes del grupo "Fridays for future", lanzado por la sueca Greta Thunberg y muy apoyado en Alemania.
"Todos la respetan"
"Los jóvenes realmente me dan esperanza", se entusiasma esta enemiga de la industria automotriz alemana, quien recorre a pie a diario la parte antigua de su pintoresco pueblo de Kirchheimbolanden, con 8 mil habitantes.
Heise integra una ola creciente de personas mayores que no quieren quedar fuera de la vida pública, como el movimiento "Oma gegen Rechts" ("Abuelas contra la derecha"). Creado en 2017 en Austria e importado a Alemania, reúne frecuentemente a mujeres mayores que quieren sacar lecciones de la Historia y se oponen al racismo.
La carrera política de Lisel Heise comenzó a principios de este año, cuando un concejal de la ciudad, Thomas Bock, de 59 años, la vio como potencial aliada.
Bock dirige un grupo político local que milita contra los partidos tradicionales y a favor de mayor transparencia. Necesitaba una candidata con pasión como para enfrentarse al poder establecido.
Lise "tiene carácter fuerte y mucha energía", afirma.
Y, algo no desdeñable para él, numerosos votantes la han tenido como profesora y "todos la respetan".
La localidad ha sido gobernada durante más de dos décadas por el partido conservador de Angela Merkel (CDU), y en el último mandato por una coalición con los socialdemócratas, como la que ha liderado al país desde 2013.
Coraje cívico
Pero el éxito del grupo que integra Heise ha desplazado el centro de gravedad de la ciudad hacia la izquierda.
La ex maestra no sólo es una estrella emergente de la política, sino también testigo de buena parte del tumultuoso siglo XX en Alemania.
El padre de Heise, nacida inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, era propietario de una fábrica de zapatos y también concejal de la ciudad.
Tras el pogromo de la "Noche de los cristales rotos", en noviembre de 1938, se enfrentó a sus colegas por el incendio la sinagoga local y la persecución de los judíos.
"Los nazis hablaban siempre de libertad, pero era una 'Fata Morgana'", o sea una ilusión óptica, estima Heisel.
Su padre pasó varias semanas en prisión hasta que un amigo intervino a su favor ante gente bien posicionada en Berlín, lo que impidió que fuera enviado a un campo de concentración.
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A ella le gusta pensar que heredó parte de su coraje cívico.
Vive en la inmensa casa que compartía con sus padres, a escasos pasos de donde se encontraba la antigua sinagoga, donde actualmente hay un árbol y un monumento conmemorativo.
"Vergüenza" de Trump
Viuda desde hace cuatro años tras más de siete décadas de matrimonio, vive junto a uno de sus cuatro hijos y un nieto. Además tiene ocho bisnietos.
A Lisel Heise le gusta recibir a sus visitas en su salón repleto de libros, entre los que destaca uno de fotos de Barack Obama. "Un líder político debe tener una visión y un pensamiento lógico, pero también humanista", afirma.
No quiere a Donald Trump, cuyos antepasados salieron de la aldea cercana de Kallstadt. "Me avergüenza que su abuelo sea de aquí", afirma la centenaria.
Lisel Heise mantiene la forma física e intelectual, cultiva un huerto y es apasionada de los programas de debates políticos.
jos