La provincia de Tungurahua, en Ecuador, ha sido el escenario de un crimen que ha conmovido al mundo y puesto en evidencia la crítica violencia de género: el asesinato Alison Altamirano.
Este caso que conmociona a la población no solo narra un acto violento, sino también la lucha de una familia y una comunidad por obtener justicia en un contexto donde la impunidad a menudo se cierne sobre los crímenes más atroces.
¿Qué le pasó a Alison Altamirano?
Los hechos ocurrieron el 23 de noviembre en calles de Cevallos; ahí la víctima había acordado reunirse con los victimarios, a quienes conocía, pero uno de los agresores habría sido quien la convenció de acudir a donde estaba él y los demás responsables.
Ya en el sitio los involucrados consumieron sustancias tóxicas desde alcohol hasta drogas; así fue como la joven se quedó dormida y en ese momento sus atacantes intentaron abusar de ella, para luego proceder a asfixiarla y finalmente desmembrarla.
Luego de una llamada vecinal es que las autoridades se presentaron al inmueble y encontraron a un hombre durmiendo en un colchón; lo que descubrieron en la escena resultó atroz: el cuerpo de la joven escondido debajo.
Los victimarios se cambiaron de ropa e intentaron ocultar a Alison, pero finalmente la localizaron y con ello detuvieron a 4 implicados que son: Steven Leodán DP, Johan Santiago VM, Ronald Alexander GP y Anderson Alfredo VM.
El padre de la joven habló con medios locales durante una de las audiencias y expresó que su hija, estudiante de veterinaria: “Era una buena estudiante y nunca tuvo problemas con nadie”.
El hallazgo del cuerpo de Alison Altamirano desató una ola de indignación. Las redes sociales y las calles se convirtieron en plataformas de protesta, exigiendo a las autoridades una acción rápida y contundente. El clamor de la ciudadanía se centró en dos puntos cruciales:
- Que se identifique, capture y sancione a los responsables con todo el rigor de la ley.
- Que el Estado implemente medidas efectivas para proteger a las mujeres y jóvenes, en un país donde las cifras de feminicidios y muertes violentas siguen siendo alarmantes.
En un esfuerzo por responder a la presión social, la policía nacional ejecutó un operativo que resultó en un avance significativo: la detención de cuatro personas presuntamente involucradas en el crimen, como se mencionó anteriormente.
Aunque las autoridades han manejado la información con cautela, manteniendo en reserva detalles sensibles del proceso legal y el móvil del asesinato, las detenciones son vistas como un paso fundamental para desmantelar cualquier red o grupo que pudiera haber participado en el feminicidio.
La fase judicial apenas comienza. Ahora, el desafío para la Fiscalía es construir un caso sólido, sustentado en pruebas periciales y testimoniales, que asegure una sentencia condenatoria y evite que el caso caiga en un laberinto de apelaciones o vicios procesales.
¿Qué pasará con el caso de Alison?
El caso de Alison Altamirano es un reflejo de problemáticas estructurales importantes. El incidente subraya la necesidad de fortalecer la inteligencia policial en las provincias y el riesgo que enfrentan los jóvenes.
La credibilidad del sistema de justicia ecuatoriano está a prueba. La celeridad y transparencia en el juicio serán clave.
El caso alimenta el debate nacional sobre la cultura de la violencia y la urgencia de programas educativos que promuevan la equidad de género.
El caso Alison Altamirano no terminará con las detenciones. La verdadera conclusión llegará el día en que los responsables sean condenados y, más importante aún, cuando la sociedad se sienta más segura y protegida.
KVS