El gobierno británico lanzó una campaña nacional contra los crímenes de odio, que busca aumentar la conciencia y comprensión de lo nocivas que pueden resultar estas agresiones.
La iniciativa está abanderada por un mensaje contundente: It’s not just offensive. It’s an offense, un juego de palabras que podría traducirse como “No sólo es ofensivo. Es un delito”.
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Incluye además una serie de videos que muestran a varios atacantes, ejecutando algún tipo de comportamiento dañino: un pareja homosexual siendo hostigada verbalmente en un bar, un grafitero racista vandalizando la tienda de unos extranjeros, un ofensor posteando mensajes de odio sobre una mujer transgénero, un conductor gritándole a una mujer musulmana que se quite el hijab, entre otros.
La campaña pretende “educar a perpetradores cuyos actos han sido motivados por la raza, religión, orientación sexual, identidad transgénero o discapacidad” y tranquilizar a las comunidades en riesgo, según el Grupo de Consejería Independiente sobre Crímenes de Odio y las organizaciones que impulsan la iniciativa.
Este proyecto sale a la luz apenas unos días después de uno de los peores ataques que ha sufrido la comunidad judía en Estados Unidos.
La masacre en una sinagoga de Pittsburgh cobró la vida de 11 personas. El responsable se llama Robert Gregory Bowers. Es un conductor de camiones de 46 años que, según las autoridades, irradiaba odio contra los judíos. Hoy enfrenta cargos federales de crimen agravado por el odio religioso que podrían costarle la pena de muerte.
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