Este miércoles, y por decreto del presidente Javier Milei, Argentina se retiró de la vigésimo novena Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), la cual se llevo a cabo en Bakú, capital de Azerbaiyán, y en la que, las negociaciones sobre la financiación climática avanzan despacio, provocando que los países participantes aún se encuentren muy polarizados.
El encuentro tiene previsto realizarse hasta el 29 de noviembre, sin embargo, las 85 personas acreditadas en la COP29, por parte de la delegación argentina, ya no acudieron al recinto.
Además, la decisión de retirarse se hizo pública ya que fue tomada en el marco de la publicación del informe Global Carbon Budget 2024, cuyos resultados anticipan un aumento del 0.8 por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) en 2024, con respecto al año anterior.
De igual manera, el documento publicado en la revista científica Earth System Science Data, incluye datos sobre las tasas de reforestación y el uso de los combustibles fósiles en el mundo, y cuantifica las emisiones de CO2 así como la capacidad de los sumideros naturales para capturarlas, lo que da una idea global de la situación del ciclo del carbono.
Negociaciones lentas
La cumbre del clima de la ONU, celebrada en Bakú, llegó a la mitad de su primera semana sin grandes avances en materia de financiación, aspecto central a negociar, provocando frustración entre los países en desarrollo.
Asimismo, los encargados de las negociaciones, sobre el nuevo objetivo de financiación climática, publicaron un borrador para consideración, texto preliminar que recoge muchas opciones y que deberá acotarse para después ser negociado por los países.
Sin embargo, el borrador aún es un documento extenso, pues dentro de sus 30 páginas abarca más opciones de las que había acordado el grupo de trabajo sobre este asunto, que lleva tres años perfilando los detalles del objetivo.
Este objetivo, que por mandato del Acuerdo de París deberá adoptarse en 2025, reemplazará al que pedía destinar, para 2020, cien mil millones de dólares anuales, a fin de financiar la descarbonización de las economías, la adaptación a los impactos del cambio climático así como las pérdidas y los daños que los fenómenos derivados del calentamiento global ocasiona.
Asimismo, el bloque de los países en desarrollo y China propuso una cifra de financiación total anual para este objetivo, 1.3 billones de dólares; no obstante, aún falta conocer la propuesta de los países desarrollados, que continúan sin sugerir opciones al respecto.
Por otra parte, Bancos Multilaterales de Desarrollo también anunciaron su compromiso de destinar, para 2030, un total de 120 mil millones de dólares a la financiación climática en países de bajos y medios ingresos.
Reducción de emisiones
En cuanto a la mitigación del calentamiento global, el otro gran asunto a negociar en Bakú es la reducción de emisiones de CO2, por lo que Brasil presentó ante la ONU sus planes para 2035, con los cuales aspira a disminuir las emisiones en un 67 por ciento para ese año.
En tanto, la ministra brasileña de Medioambiente, Marina Silva, evitó detallar cuánto dinero cree que deben transferir las economías desarrolladas a los países en desarrollo a partir de 2025 para asistirles en sus planes climáticos, pero señaló que los compromisos actuales de 100 mil millones de dólares anuales se han demostrado insuficientes.
Brasil es el segundo país, después de los Emiratos Árabes Unidos, en presentar oficialmente sus compromisos actualizados para reducir sus emisiones, planes nacionales que todos los estados están llamados a presentar antes de febrero de 2025.
ARR