La empresaria Cecilia Marogna, conocida como 'la dama del cardenal' Angelo Becciu, fue detenida luego de que las autoridades del Vaticano la acusaran de malversar fondos en una enigmática misión diplomática que fue ordenada por el sacerdote, el mismo que hace unos días fue destituido por el papa Francisco debido a su gestión en los fondos de la Santa Sede.
La mujer fue detenida anoche en Milán, Italia, después de que el Vaticano emitiera una orden de arresto internacional en su contra, según informaron los medios locales.
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Cecilia Marogna tiene 39 años y fue detenida por la Guardia de Finanza, que es la policía de delitos fiscales italiana. Actualmente se encuentra bajo custodia en la prisión de San Vittore y será extraditada a la Ciudad del Vaticano para quedar a su disposición.
El Tribunal de Apelación de Milán queda a cargo de las medidas cautelares que le impondrá y deberá procesar su extradición, algo que podría llevar semanas pues la acusada tiene la potestad de recurrir al Tribunal Supremo para evitar su entrega.
Y el procedimiento, según advierte la prensa italiana, se verá además ralentizado por las restricciones de la pandemia. La Santa Sede por el momento no se ha pronunciado sobre la detención.
El escándalo del cardenal Becciu
En cualquier caso, este es un importante episodio del escándalo que ha salpicado al hasta hace poco poderoso cardenal Becciu, de 72 años, por el uso que hizo de los fondos de la Secretaría de Estado cuando era su sustituto (2011-2018), tercer puesto en la jerarquía del diminuto territorio de la Santa Sede.
En la noche del pasado 24 de septiembre se supo que el papa Francisco había forzado la renuncia del sacerdote como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y que también le había retirado los derechos del cardenalato, aunque no al título.
En el centro de la atención está el uso que realizó del Óbolo de San Pedro, la institución que gestiona las ofertas que van para las obras de caridad.
El enigmático viaje de 'la dama del cardenal'
La última acción que se reprocha al cardenal es la de "contratar" los servicios de Marogna, quien es de Cerdeña, en Italia, al igual que él y a quien conoció en 2015 como experta en diplomacia y relaciones internacionales.
Algunos medios italianos informaron que la mujer había recibido de Becciu hasta medio millón de euros (más de 12 millones de pesos) con el objetivo de crear una red diplomática paralela para proteger de eventuales ataques terroristas las nunciaturas vaticanas en África y en Oriente Medio.
Sin embargo, una parte importante del dinero desembolsado acabó en artículos de lujo como ropa, joyas o cosméticos.
La mujer ha reconocido esta misión y justificado sus gastos: "Quizás el bolso era para la esposa de un amigo nigeriano que pudo hablar con el presidente de Burkina Faso para vigilar los riesgos y peligros de las nunciaturas del Vaticano", alegó en una reciente entrevista para "Il Corriere della Sera".
Los "graves indicios de corrupción" de Becciu
El primer fascículo de este caso que salpica a Becciu trascendió hace un año cuando los fiscales vaticanos (promotores de justicia) vieron "graves indicios" de corrupción entre responsables de la Santa Sede en la compraventa de un edificio en Londres.
Una adquisición inmobiliaria cuajada de presuntas irregularidades y que acabó generando un agujero de 400 millones de euros en las cuentas del Vaticano.
Para desenredar este caso se registró la Secretaría de Estado, se suspendió a cinco trabajadores como medida cautelar y el pasado junio se detuvo al bróker italiano Gianluigi Torzi por mediar en la operación, puesto en libertad provisional diez días después.
Otra de las sospechas que pesan sobre Becciu está el envío de fondos de la Conferencia Episcopal Italiana y en una ocasión del Óbolo de San Pedro a la Caritas de Cerdeña para que se usaran en favor de una empresa propiedad de su hermano Tonino.
También se le atribuye una transferencia de 700 mil euros (sobre los 17 millones de pesos) a una cuenta bancaria en Australia, un dinero que pudo utilizarse durante el juicio por abuso sexual que afrontó el cardenal australiano George Pell, antiguo "ministro" de Economía vaticano y con quien mantiene fuertes diferencias.
Los medios italianos especulan con que ese dinero habría podido servir para pagar a testigos en contra de Pell, quien finalmente ha quedado absuelto y esta semana recibió la bienvenida del papa Francisco en el palacio apostólico.
Ante esta marea de acusaciones, el que durante años fuera uno de los miembros más influyentes de la Curia Romana aseguró que no había cometido "ninguna actividad ilícita".
"Espero que antes o después, el papa se de cuenta que es un equivocación", deseó hace unas semanas en una esperada rueda de prensa.