Seis niños de entre tres y seis años fueron secuestrados y brutalmente asesinados durante el último mes en Tanzania en un nuevo caso de muertes ligadas a la brujería.
La responsable médica de la región de Njombe al suroeste del país, Bumi Mwamasave, confirmó el hallazgo de los seis cuerpos, "de los cuales se habían extraído algunos órganos vitales, incluidos los sistemas digestivos y reproductivos".
Según la doctora, los menores fueron secuestrados de camino al colegio y sus cuerpos mutilados fueron encontrados posteriormente, sembrando el temor en la población local.
El gobernador de Njombe, Christopher Ole Sendeka, ordenó el arresto de todos los sanadores brujos y recomendó a los padres de la zona acompañar a sus hijos en todo momento para garantizar su seguridad.
"Los niños ya no están seguros en nuestra sociedad y tenemos que frenar esto lo antes posible", señaló Sendeka.
En un comunicado, el coordinador de la ONU en Tanzania, Álvaro Rodríguez, condenó hoy "estos actos atroces" y ofreció al país "apoyo" para atajar el problema.
"Esto tiene que parar. Ninguna forma de violencia o abuso contra un niño es aceptable o permisible", subrayó la representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Tanzania, Maniza Zaman, en la citada nota.
En Tanzania, la creencia y la práctica de la brujería persisten y son habituales los asesinatos vinculados a esa práctica.
La brujería tiene presencia tanto en zonas rurales como en las ciudades y las comunidades suelen condenar a los sospechosos de practicarla a la exclusión social o la expulsión del pueblo.
La mayoría de los asesinados son mujeres, ancianos y niños, y la región más afectada son las zonas rurales al sur del lago Victoria.
Las personas albinas son especialmente vulnerables a la violencia derivada de la brujería y, a menudo, partes de su cuerpo acaban en el mercado negro, alimentado por el fetichismo y la superstición.
El gobierno de Tanzania prohibió la brujería en 2015, ante el temor de que las elecciones generales de ese año desencadenaran una ola de violencia contra personas albinas, a quienes se atribuyen poderes como el de dar ventaja a unos candidatos sobre otros.
dmr