Cho Joo-bin, el sospechoso de operar una trama "online" de torturas y abusos sexuales a decenas de mujeres y menores de edad en Corea del Sur, fue presentado por la policía tras el reclamo social de revelar su identidad.
Al menos 74 mujeres, 16 de ellas menores de edad, han sido víctimas del grupo de chat misógino 'Nth room' en la aplicación de mensajería Telegram con varias ramificaciones. Las mujeres empleadas para difundir vídeos, en forma de sexting, de los mencionados abusos a miles de usuarios que pagaron dinero por verlos.
Cho Joo-bin, de 24 años, se definió a sí mismo como "un demonio sin freno" después de que la policía anunciara que transfiere la investigación del caso a la fiscalía.
La doble vida de Cho Joo-bin
De acuerdo con reportes difundidos por las cadenas SBS y JTBC, Cho trabajaba como voluntario en una organización benéfica para pobres y discapacitados, y participaba en un periódico estudiantil al haber estudiado Informática y Comunicación. Mantenía una relación distante con sus compañeros de clase.
Con el seudónimo de "Baksa (El Doctor)", Cho usaba un grupo de chat en Telegram llamado 'Nth Room' donde pasaba gran número de videos con contenido sexual, penalizado en Corea del Sur.
"Gracias por poner freno a la vida de un demonio sin freno", dijo al salir, esposado y escoltado por policías de la comisaría del distrito de Jongno en Seúl ante una multitud formada por periodistas y también por personas que le han increpado y han pedido la condena más dura posible contra él.
Cho, que lucía un collarín y un vendaje en la cabeza, fue trasladado después trasladado a la oficina de la Fiscalía del Distrito Central de Seúl para que lo investigue por múltiples cargos, incluyendo la vulneración de la ley para la protección de menores contra delitos sexuales.
¿Cómo funcionó la trama del Nth Room?
La policía cree que los operadores de la trama primero accedían a datos personales de las víctimas a través de distintos métodos para luego amenazar con difundir dicha información si no enviaban fotos de ellas desnudas.
Una vez que las víctimas enviaban esas imágenes, los operadores de la red supuestamente amenazaban con difundir dicho material si las mujeres no accedían a grabarse en vídeo autolesionándose o realizando actos sexuales.
El caso generó una tremenda indignación en Corea del Sur, donde varias peticiones en línea a la oficina presidencial han pedido el máximo castigo y la difusión de los nombres de todos los participantes de la trama, incluidos los usuarios de los chat que se cree que llegaron a pagar hasta 1.5 millones de wones (29 mil 310 pesos mexicanos) por ver los vídeos.
Revelan la identidad por ley
De acuerdo a las leyes en Corea del Sur; los detenidos no son mostrados para respetar el debido proceso, sin embargo, al ser una persona de alto perfil o delitos graves sí se revela su identidad.
La policía ha detenido de momento a 126 personas relacionadas con el caso y cree que puede haber unos 260 mil personas que pagaron para visionar los contenidos.
No es la primera trama de este tipo en Corea del Sur, donde en los últimos años las mujeres han subrayado su hartazgo con los repetidos casos de molka, vídeos de contenido íntimo o sexual difundidos por internet. Sumando al escándalo del club nocturno Burning Sun, operado por el artista de K-Pop y ex miembro de Big Bang, Seungri.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, pidió investigar a fondo la trama mientras el Ministerio de Justicia ha reconocido que este caso es "un desastre derivado de la tibia respuesta dada a los crímenes sexuales en la esfera digital".
dmr