El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió el viernes en la Casa Blanca a su par surcoreano Moon Jae-in para subrayar su enfoque estratégico en Asia, mientras minimiza posibilidades de un rápido progreso en los desafíos que enfrenta con China y Corea del Norte.
A su llegada a la Casa Blanca, Moon alabó este viernes a Biden por restaurar "el alma" de Estados Unidos mediante la promoción de la unidad y el rápido desarrollo de vacunas contra la covid-19 que abren el camino para la recuperación económica.
Corea del Sur "siempre estará al lado de Estados Unidos en su camino de recuperación de la crisis de covid-19 y en la defensa del orden internacional liberal y democrático", dijo Moon en una reunión con la vicepresidenta Kamala Harris, antes de reunirse con Biden.
"Mis felicitaciones a la Administración de Biden y Harris por desarrollar el despliegue de vacunas más exitoso del mundo y por una recuperación económica rápida y por abrir un camino hacia la inclusión y la unidad al restaurar el alma de Estados Unidos".
El líder surcoreano consideró que el alma de Estados Unidos también está presente en la historia de la alianza con Corea del Sur, que hace 70 años fue forjada con "sangre" en la Guerra de Corea en la que Washington y Seúl lucharon por la "democracia" y la "libertad" frente al Norte, apoyado por China y la ya disuelta Unión Soviética.
Buscar la desnuclearización de Corea del Norte y frenar el avance de China
El creciente poder de China como rival por el liderazgo en Asia y el polvorín nuclear de Corea del Norte se ciernen sobre las conversaciones. El gobierno de Biden admite no tener una respuesta fácil para ninguno de los dos asuntos.
En este contexto, Washington se concentra en reconstruir sus alianzas, especialmente con Corea del Sur y Japón, después de la turbulenta era de Donald Trump, durante la cual la Casa Blanca a menudo trató a los socios de larga data como competidores comerciales despiadados.
Moon llega a Washington como el segundo invitado extranjero de Biden. El primer ministro japonés, Yoshihide Suga, fue el primero, en abril. El surcoreano, al que le queda menos de un año como jefe de Estado (ya que no está permitida la reelección), ha centrado su mandato en mejorar las relaciones con Pyongyang y recientemente reiteró su compromiso de lograr la paz antes de dejar el poder.
La relación entre Estados Unidos y Corea del Sur "es el eje de la seguridad y la prosperidad para el noreste de Asia y un Indo-Pacífico libre y abierto", dijo un alto funcionario de la Casa Blanca, que pidió no ser identificado. "El presidente Biden reafirmará ese férreo compromiso".
Los lazos comerciales ocuparán un lugar destacado en la agenda. La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y su homólogo surcoreano Moon Sung-wook mantendrán conversaciones por separado con una serie de directores ejecutivos centradas en la fabricación de alta tecnología.
Pero el grueso de la reunión entre Biden y Moon se centrará probablemente en China, incluidas sus amenazas a Taiwán, y en los intentos para conseguir que Corea del Norte abandone sus armas nucleares.
Sin embargo, no se espera que haya muchas afirmaciones claras y contundentes cuando ambos presidentes emitan una declaración conjunta tras la reunión.
Cuando se le preguntó si se expresaría sobre la preocupación por el futuro de Taiwán, el funcionario de la Casa Blanca dijo que habría "una referencia a la seguridad regional en general y al mantenimiento de la paz".
Y respecto a Corea del Norte, que ha causado frustración a los presidentes estadounidenses durante décadas, es probable que se utilice un lenguaje igualmente vago.
"Nuestros objetivos siguen siendo la completa desnuclearización de la península de Corea", dijo el funcionario. Sin embargo, la Casa Blanca tiene "un claro entendimiento de que los esfuerzos de las administraciones anteriores no han logrado este objetivo."
Quedan fuera los anteriores intentos de llegar a un llamado "gran acuerdo" con Pyongyang o simplemente mostrar lo que los diplomáticos denominaron "paciencia estratégica".
Ahora la Casa Blanca pregona "un enfoque práctico calibrado", que en la jerga diplomática parece querer decir ser realistas de bajo perfil, aunque con la mente abierta.
"Entendemos que los esfuerzos anteriores tuvieron dificultades y hemos tratado de aprender de ellos", dijo el funcionario.
Al ser consultada si Biden consideraría la posibilidad de seguir con las cumbres de Trump, que acapararon los titulares pero que en última instancia fueron infructuosas, con el líder norcoreano Kim Jong Un, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dio una respuesta seca el jueves. "No espero que eso sea lo primero en su agenda", dijo.
Homenaje a soldado que participó en la Guerra de Corea
Como símbolo de la profunda y compleja historia detrás de esos vínculos, Moon acompañará a Biden al otorgar la Medalla de Honor, el mayor honor militar estadunidense por valentía, a un veterano estadunidense de 94 años de la Guerra de Corea: Ralph Puckett.
El entonces primer teniente fue herido en 1950 mientras dirigía a soldados estadunidenses y coreanos en la desesperada defensa de una colina contra una fuerza abrumadora de tropas chinas, un episodio temprano tras el decisivo ingreso de China en la guerra.
La Casa Blanca dijo que será la primera vez que un líder extranjero participa en una ceremonia de Medalla de Honor.
"Puckett ha mostrado un heroísmo extraordinario y un altruismo más allá del sentido del deber", afirmó Biden durante la ceremonia para la entrega de la medalla, siendo Moon Jae-in el primer mandatario extranjero que acude a un acto de este tipo.
Frente a decenas de personas, Biden narró la historia de Puckett y cómo el 25 de noviembre de 1950 lideró a un batallón de 51 estadunidenses y nueve surcoreanos en una batalla contra las fuerzas chinas en la llamada "colina 205", un rincón helado en lo que es ahora Corea del Norte.
Entonces, a plena luz del día, Puckett decidió intencionadamente correr a campo abierto para atraer el fuego de los soldados chinos y permitir que su batallón avanzara y destruyera posiciones enemigas hasta hacerse con la "colina 205".
"Parece que el instinto de supervivencia no era una de las mayores preocupaciones para el teniente", bromeó Biden, quien recordó que ya de niño Puckett había desarrollado la extraña afición de correr por delante de vehículos que iban a toda velocidad.
El gobernante hizo una pausa, se santiguó y desató las risas del público para luego seguir con su historia.
Y es que, a pesar de los avances, cuando cayó la noche y las temperaturas bajaron, Puckett y su batallón se enfrentaron a seis ataques con cientos de soldados chinos disparando con proyectiles de mortero, ametralladoras y armas pequeñas para intentar retomar esa posición estratégica.
Durante el ataque, el teniente primero resultó gravemente herido y apenas podía moverse. Ordenó a sus hombres que huyeran y lo dejaran atrás, pero ellos desobedecieron y acudieron a socorrer a su líder.
"Sabiendo que sus hombres estaban en una situación precaria, el primer teniente Puckett pidió a sus hombres que le dejaran atrás y que evacuaran el área, en cumplimiento con un gran sentido del deber. Pero los soldados se negaron y consiguieron sacar a Puckett de su trinchera mientras seguían bajo el fuego enemigo".
Finalmente, el teniente primero y sus hombres encontraron refugio, aunque perdieron la "colina 205".
El enfrentamiento se produjo al comienzo de la batalla del río Ch'ongch'on, un momento crucial en la guerra de Corea en el que Washington se vio sobrepasado por la fuerza de China, que obligó a las tropas estadounidenses a replegarse al paralelo 38 y que eventualmente acabó con la firma en 1953 de un armisticio que nunca ha sido reemplazado por un tratado de paz definitivo.
Puckett, que ahora tiene 94 años y vive en Columbus (Georgia), escuchó la narración de Biden sentado en silencio y con la mirada en el suelo.
El hombre, que más tarde ascendió a coronel, acudió a la ceremonia acompañado de un andador y con dos personas que lo sujetaban de los brazos para ponerse de pie, pero con una pose seria, solemne y un uniforme militar de color verde y repleto de medallas.
A su colección se sumó hoy la Medalla de Honor: una estrella dorada de cinco puntas con una cinta azul celeste. Después de que Biden le colocara la cinta alrededor del cuello, ambos intercambiaron unos susurros y un prolongado apretón de manos.
Toda la ceremonia tuvo un aire afectuoso: el propio Puckett se puso de pie en un momento para abrazar a Moon y, en otro instante, los presidentes estadunidense y surcoreano se pusieron de rodillas a la misma altura que el veterano de guerra, sentado en una silla, para hacerse una foto con él y con el resto de su familia.
dmr