La princesa Mako de Japón sufre un síndrome de estrés postraumático debido al intenso escrutinio mediático y a las críticas de las que han sido objeto ella y su prometido, Kei Komuro, quienes se casarán por lo civil a finales de mes, según anunció la Agencia Imperial.
Mako, de 29 años y sobrina del emperador Naruhito, fue diagnosticada con un cuadro "complicado" de esa afección de la salud mental debido a la constante exposición a informaciones negativas "sobre ella misma, su familia, su prometido y la familia de él", según dijo hoy un vocero de la Familia Imperial nipona en rueda de prensa.
La princesa "tenía miedo de que sea imposible cumplir su deseo de tener una vida tranquila y feliz después de casarse", añadió el vocero, quien también confirmó que la pareja tiene previsto contraer matrimonio el próximo día 26 y que ese día ofrecerán una rueda de prensa.
Esta fecha se ha fijado más cuatro años después de que ambos anunciaran de forma pública su compromiso, y de que el enlace se viera retrasado en varias ocasiones desde entonces debido al enorme revuelo público generado.
Komuro ha sido fuertemente investigado por la prensa japonesa tras denuncias de que su madre tomó dinero prestado de un ex prometido y no le pagó. Después de que los diarios sensacionalistas informasen de la denuncia, estalló un furor sobre la joven pareja, que decidió aplazar la boda, anunciada previamente para 2018.
La disputa, que aún no se ha resuelto, provocó un escándalo en Japón, donde se espera un comportamiento impecable de los miembros de la familia imperial.
El matrimonio de la princesa con un hombre no perteneciente a la Familia Imperial nipona conlleva su desvinculación de esta institución, según la Ley de la Casa Imperial, que también concede de forma exclusiva a los varones los derechos sucesorios al Trono de Crisantemo.
El anuncio del compromiso de Mako y Komuro atrajo una gran atención en Japón debido a que supondría una nueva baja de la Familia Imperial nipona, en continuo declive debido a la escasez de varones y a la mencionada normativa, y también debido a una supuesta disputa financiera que afectaba a la familia del prometido.
A raíz de la controversia en torno a su enlace, Mako ha decidido renunciar a la dotación de 150 millones de yenes (1.35 millones de dólares / 27.6 millones de pesos mexicanos) que suele concederse a las mujeres de la Familia Imperial que contraen matrimonio y abandonan la institución, según adelantaron fuentes gubernamentales.
La pareja ha decidido además casarse sin celebrar ninguna ceremonia de carácter formal como manda la tradición de la Casa Imperial, según los medios locales. Mako se convertirá de este modo en la primera princesa del Japón de posguerra que rompe ambas tradiciones.
La pareja tendría previsto mudarse a Estados Unidos tras contraer matrimonio, un país donde Komuro cuenta con oportunidades laborales, según la prensa japonesa, que viene siguiendo todos los detalles en torno al enlace más mediático de los últimos años en la Familia Imperial.
dmr