El ex primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, sorprendió a Gran Bretaña el viernes al renunciar como legislador después de enterarse que será sancionado por engañar al Parlamento.
Johnson renunció tras recibir los resultados de una investigación de los legisladores sobre las declaraciones engañosas que hizo al Parlamento sobre el llamado “Partygate”, un escándalo político en torno a fiestas prohibidas que el mandatario realizó en su residencia oficial durante la pandemia de coronavirus y pese a las órdenes de confinamiento impuestas por su gobierno.
En un largo comunicado, Johnson acusó a los opositores de intentar expulsarlo e insinuó que podría intentar regresar.
“Es muy triste dejar el Parlamento, al menos por ahora”, sostuvo.
Dijo que había “recibido una carta del Comité de Privilegios que deja en claro, para mi asombro, que están decididos a usar los procedimientos en mi contra para expulsarme del Parlamento”.
Llamó al comité un “tribunal canguro”.
“Su propósito desde el principio ha sido encontrarme culpable, independientemente de los hechos”, aseveró Johnson.
Su renuncia desencadenará una elección especial para reemplazar a Johnson como legislador por un escaño en los suburbios de Londres.
Johnson, cuya carrera ha sido una montaña rusa de escándalos y remontadas, llevó a los conservadores a una victoria aplastante en 2019, pero su propio partido lo obligó a salir menos de tres años después.
Había estado esperando el resultado de una investigación realizada por una comisión de estándares de la Cámara de los Comunes sobre las declaraciones engañosas que hizo al Parlamento respecto a un gran número de reuniones en edificios gubernamentales en 2020 y 2021 que violaron las reglas de confinamiento de pandemia.
La policía finalmente emitió 126 multas por las veladas nocturnas, las fiestas alcohólicas y los “viernes de vino”, incluyendo una para Johnson, y el escándalo ayudó a acelerar el final de su mandato.
Se espera que el Comité de Privilegios publique su informe en las próximas semanas.
EHR