Brasilia, la capital de Brasil, cumplió 60 años de haberse inaugurado en medio de la pandemia de coronavirus que ha afectado al mundo. La tercera ciudad más grande del país hoy es el reflejo de un sueño colonial que tardó dos siglos en consolidarse y hacerse realidad hasta 1960 como una "urbe futurística" que es catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco desde 1987.
El escritor y periodista brasileño, Otto Lara Resende, aseguró en su momento que Brasilia "fue el producto de una rara conjunción de cuatro locuras" entre los cuatro artífices de la ciudad: el presidente de ese entonces, Juscelino Kubitschek; el responsable de la obra, Israel Pinheiro; el arquitecto Oscar Niemeyer; y el urbanista Lúcio Costa.
Los orígenes de Brasilia
El primer ministro del rey José I de Portugal, el Marqués de Pombal (Sebastião José de Carvalho e Mello), propuso mandar la capital al interior de la colonia en 1761, que en la época era Salvador de Bahía. Sin embargo, en 1763 deciden trasladarla a Río de Janeiro, que fungiría como tal durante el imperio brasileño y hasta 1960.
Tras la separación de Brasil en 1822 de Portugal, el padre de la independencia, José Bonifacio, le propone al emperador Pedro I mudar la capital al interior del país poco después, en 1827. La idea no prosperó debido a que el monarca disolvió la asamblea en medio de una crisis de gobernabilidad, dejando el trono en 1831.
Su hijo, Pedro II, tomó el trono hasta 1889 y fue uno de los gobernantes de mayor popularidad en la región. Al llegar a la vejez, los republicanos originaron un golpe de Estado que dio por finalizada la monarquía en el país para convertirse Brasil en una república.
En la primera constitución de 1891 se estableció la mudanza de la capital al interior del país, junto a otras ideas liberales como la separación entre la iglesia y el Estado e imponer un sistema presidencialista. Para 1894, después de que comenzaron las comisiones exploratorias, con geólogos, botánicos y médicos, el primer gobierno republicano decidió crear el proyecto "Vera Cruz", el antecedente de Brasilia.
Hasta el 7 de septiembre de 1922, con motivo del centenario de la independencia, se coloca la Piedra Fundamental de la Nueva Capital en la colina del centenario con una peregrinación de 40 personas, bajo el decreto del presidente Epitácio Pessoa meses antes, hoy ubicada a 9 kilómetros de la capital.
La planificación del proyecto
En 1954, el presidente Café Filho delegó al mariscal José Passoa como presidente de la Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal, y se determinaron los límites del actual Distrito Federal de Brasil, dentro del estado de Goias con un pequeño límite con Minas Gerais.
Al tomar Juscelino Kubitschek el cargo de presidente en 1956 se inició la recepción de proyectos para la creación de la nueva capital, siendo ganador el proyecto de Lúcio Costa como urbanista, Roberto Burle Marx como paisajista y Oscar Niemeyer como arquitecto.
Perfil.Oscar Niemeyer
El proyecto de Costa, al que se asimila su forma urbanística de la ciudad en forma ave o avión, cumplió en esa época todos los requisitos arquitectónicos establecidos en la Carta de Atenas de 1933, publicado años después por los arquitectos Josep Lluis Sert y Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret-Gris).
En el proyecto se deben destacar que los barrios y edificaciones sean planificados de acuerdo a la topografía, clima y luz solar, además de contar con áreas verdes y las zonas higiénicas. Así también la planificación de densidades racionales de población, edificaciones no alineadas con las vías de comunicación, que tienen como principios urbanísticos: habitar, circular, trabajar y recrear.
A lo largo de las alas, conforme a la parábola, estarían las viviendas para la población, diseñadas para albergar hasta 500 mil habitantes, por supercuadras de 11 edificios con 6 pisos cada uno y en la parte central la zona comercial; sobre el Eje Monumental estarían ubicadas las embajadas, edificios públicos y las tres sedes del gobierno con el lago Paranóa al fondo del paisaje.
Inauguración y problemas de desarrollo
Tras 41 meses de trabajos, el 21 de abril de 1960 se inauguró la nueva capital en la Plaza de los Tres Poderes, con una población inicial de 141 mil 742 habitantes. Algunos edificios como la Basílica de Brasilia, el Estadio Nacional y la torre de televisión se inauguraron años después.
Oscar Niemeyer diseñó los principales edificios sobre el Eje Monumental de Brasilia: el Palacio de Alvorada (Residencia oficial), el Palacio de Planalto (Sede del gobierno), el Congreso Nacional de Brasil; la sede del Supremo Tribunal Federal, la Catedral de Brasilia y el Teatro Nacional, entre otros edificios.
Sin embargo, la inestabilidad política originada en los años siguientes con la renuncia de Jânio Quadros, los interinatos de Ranieri Mazzilli, y el derrocamiento de João Goulart en 1964 derivó en la consumación de la dictadura militar que duraría más de dos décadas, donde se fueron sumando problemas económicos e inflacionarios del país.
A la fecha se desconoce cuánto costó la construcción de la capital, así como el saldo de posibles obreros fallecidos durante los casi tres años y medio que duró la obra. Muchos de los empleados terminaron fundando las favelas de la ciudad.
Durante años, los miembros de la dictadura no veían favorable la fundación de Brasilia como capital, ya que rechazaban la administración de Kubitschek por sus ideales socialistas. Décadas después ellos fueron aceptando la decisión de haber trasladado la capital hacia el centro del país.
Conforme a la expansión de la ciudad, y el regreso de Niemeyer del exilio por la dictadura, se fueron añadiendo más edificios a la ciudad conforme al estilo urbanístico que se había diseñado en su fundación. La última obra que dejó el arquitecto en la urbe fue la Torre de TV Digital (2012) para las cadenas de televisión y señales de telefonía.
Brasilia en la actualidad
Hacia 1980 la población aumentó a más de 1.2 millones de habitantes, pero con problemas de urbanización debido a la creación de ciudades satélites y asentamientos irregulares. Sin embargo, gran parte de su población labora para el sector público del gobierno brasileño.
A casi 60 años de su construcción, la ciudad ya supera los 3 millones de habitantes, siendo la tercera urbe más grande de Brasil, debajo de Río de Janeiro y São Paulo, a la cual se han sumado lugares de interés posterior a la planificación original. En 1998 se inauguró el Metro de Brasilia, en 2002 el puente Juscelino Kubitschek y en 2006 el Complejo Cultural de la República.
La expansión de la ciudad ha ido perdiendo los propósitos que se dieron al buscar ser 'La Capital de la Esperanza', de la búsqueda de una ciudad sin clases y moderna. Las clases sociales ya son notorias en la capital. En la Ala Sur se encuentran las manzanas más cotizadas al ubicarse lugares de entretenimiento de la ciudad, clubes privados, hoteles y residencias de lujo, mientras que en las ciudades satélites pueden formarse barrios con pobreza.
Especialistas criticaron durante años el desarrollo de la ciudad como un ejemplo de la búsqueda de "ciudad utópica". La filósofa francesa Simone de Beauvoir la describió como "el mismo aire de la elegante monotonía" por el diseño de las súpercuadras, y otros críticos aseguran que Brasilia es una "fantasía platónica modernista de (la escuela de) Bauhaus".
dmr