A 500 años del viaje en el que Fernando de Magallanes descubrió el principal paso natural entre el Atlántico y el Pacífico, actualmente quienes frecuentan la zona advierten que el cambio climático ha llegado para quedarse: los pingüinos van en descenso y, salvo excepciones, los glaciares retroceden.
"Actualmente esta colonia viene en bajada. Solíamos tener 64 mil parejas años atrás cada verano en la isla Magdalena y ahora llegamos a unas 25 mil. Hay varios factores. Entre ellos el cambio climático, que afecta considerablemente a la población, o la contaminación acuática o costera", contó Ricardo Cid, administrador del Monumento Natural Los Pingüinos.
Gestionada por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y ubicada en la Región de Magallanes y Antártica Chilena, la isla, sin apenas vegetación, no solo destaca por sus pequeños inquilinos blaquinegros, sino también por acoger multitud de gaviotas o cormoranes.
El apogeo llega entre octubre y abril, meses con las temperaturas más livianas, cuando, como en otras zonas de la Patagonia o en las islas Malvinas, los pingüinos llegan, ponen sus nidos y al volver el frío migran hacia lugares más templados de Uruguay o Brasil.
Un espectáculo que intensifica la llegada de barcos turísticos. Si bien hay senderos marcados y se prohíbe comer y las fotos con flash, Cid consideró necesario reforzar las precauciones.
"La Conaf quiere implementar medidas un poco más radicales, como plantearles a los operadores turísticos un apoyo más efectivo, con más guías. Tal vez atrasar un poco la temporada. En vez de octubre, que empiece en noviembre", señaló el administrador de la isla.
Medio milenio después de aquella primera navegación europea entre ambos océanos, hecha por el portugués Magallanes (1480-1521), transitar estas frías aguas sigue siendo una proeza.
Sus canales, cordilleras y deshabitadas islas apenas han cambiado desde entonces, pero ahora, gracias a la tecnología, se cruzan de forma más rápida y segura.
"Actualmente es una parte importante para el comercio entre los dos océanos", indicó Adolfo Navarro, capitán del Ventus Australis, uno de los cruceros que recorren parte del estrecho, así como el canal Beagle, otro de los principales pasos entre el Atlántico y el Pacífico.
"Como gran parte del sur de Cordillera Darwin, están bastante bien. Lo cual no implica que no tenga cierta influencia del cambio climático", explicó Marcelo Gallo, jefe de expedición del Ventus.
Es crucial el trabajo científico para medir la actividad de los glaciares patagónicos, y en algún caso se usa tecnología que muestra, mediante varias fotografías diarias, cómo es su desplazamiento natural "hacia adelante y hacia atrás".
"En general sí están todos retrocediendo", reconoció Gallo, convencido de que con el cambio climático hay "un punto de no retorno", a pesar de que en este momento la acumulación de nieve en Darwin permite a los glaciares seguir en buenas condiciones.
MM/EHH