Información que guíe a la captura de Nicolás Maduro vale para una de las agencias de seguridad más importantes de Estados Unidos 25 millones de dólares.
El pasado 28 de julio, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) difundió un boletín de recompensa con el rostro del presidente de Venezuela, quien, según autoridades estadounidenses, es acusado de conspiración por narcoterrorismo, conspiración para importación de cocaína así como conspiración para uso y portación de armas de fuego en apoyo a un delito de drogas.

Además de desconocer su gobierno en Venezuela, Estados Unidos ha acusado en más de una ocasión a Nicolás Maduro y a parte de la cúpula del poder político y militar venezolano de formar parte de una organización que brinda apoyo material a organizaciones terroristas extranjeras dedicadas, entre muchos otros ilícitos, al narcotráfico.
Desde el Tren de Aragua y hasta el Cártel de Sinaloa, acusación tras acusación, el gobierno estadounidense acusa al político de haber hecho de Venezuela una base criminal protegida por el Estado, algo que según refiere, ha logrado gracias al Cártel de los Soles.
¿Qué es el Cártel de los Soles?
El Cártel de los Soles es un término que ha sido utilizado para referirse a las figuras militares de alto rango en Venezuela vinculadas al tráfico de drogas. De acuerdo con InSight Crime, desde hace poco más de una década numerosos funcionarios venezolanos han sido implicados en el ilícito.
Por ejemplo, en 2008 Estados Unidos sancionó a un antiguo director de inteligencia y a un exministro de justicia por tener vínculos con el crimen organizado, mientras que diversos miembros de la Guardia Nacional venezolana han sido detenidos por tráfico de cocaína.
Según refiere el citado think tank, a integrantes del Cártel de los Soles también se les ha vinculado con el intercambio de armas por cocaína con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Las investigaciones de agencias de seguridad estadounidenses ubican a Nicolás Maduro como el líder del Cártel de los Soles junto a otros funcionarios venezolanos como Diosdado Cabello Rondón -ministro del gobierno de Venezuela-, Hugo Armando Carvajal Barrios -exdirector de inteligencia militar- y Clíver Antonio Alcalá Cordones -ex general de las fuerzas armadas de Venezuela-.
"Desde al menos 1999, Maduro Moros, Cabello Rendón, Carvajal Barrios y Alcalá Cordones actuaron como líderes y administradores del Cártel de los Soles. El nombre de la organización hace referencia a las insignias solares que adornaban los uniformes de altos mandos militares venezolanos", reza un informe emitido sobre el caso por el Departamento de Justicia.
En concreto, Estados Unidos acusa a la cúpula del poder político y militar venezolano de haber "abusado del pueblo de Venezuela y de corromper sus instituciones -incluyendo partes del Ejército, aparato de inteligencia, poder legislativo y judicial- para facilitar la importación de toneladas de cocaína a territorio estadounidense”.
El vínculo con el Cártel de Sinaloa y otras organizaciones terroristas
A lo largo de los años, diversos cárteles mexicanos han logrado perfeccionar su logística de contrabando de droga, lo que les ha permitido no sólo continuar traficando cargamentos de distintos narcóticos a Estados Unidos sino, también, extender sus tentáculos hasta diversos países sudamericanos, incluido Venezuela.
Su habilidad para corromper a autoridades venezolanas ha quedado constatada en diversos casos como, por ejemplo, el arresto de dos altos oficiales de la Guardia Nacional Bolivariana en 2015 identificados como Vassyly Kotosky Villarroel y Robert Alexander Pinto Gil. A ambos se les acusó de brindar seguridad y logística a grupos del crimen organizado colombianos y mexicanos que transportaban drogas a Norteamérica.
Información difundida por InSight Crime da cuenta de que entre los socios de Villarroel se encontraban narcotraficantes colombianos como Daniel El Loco Barrera y Javier Antonio Calle Serna, alias Comba, así como representantes del Cártel de Sinaloa, Los Zetas y la Organización Beltrán Leyva.
Si bien la organización civil también se refiere al Cártel de los Soles como un conglomerado de células militares corruptas que operan por su cuenta, el gobierno de Estados Unidos ha documentado y plasmado en acusaciones el tipo de apoyo que se le brinda a organizaciones delictivas desde las más altas esferas del poder político.
Desde el uso de seguridad armada para proteger cargamentos de cocaína, la venta de grandes cantidades de droga previamente incautada a cambio de millones de dólares y hasta la interferencia con las investigaciones por narcotráfico y casos penales pendientes en Venezuela y otros países forman parte de los ilícitos en los que ha incurrido el Cártel de los Soles y sus líderes.
Del mismo modo, el gobierno estadounidense les señala de proporcionar a las FARC armas de uso militar como ametralladoras, municiones, lanzacohetes y equipo explosivo.
Es así como la motivación de las acusaciones de Estados Unidos en contra de Nicolás Maduro y altos funcionarios venezolanos se centra en su responsabilidad en impulsar lo que definen como conspiración narcoterrorista con el fin de transportar y distribuir grandes cargamentos de cocaína e incitar a otros a participar en ella.
Sus vínculos, según refieren las autoridades estadounidenses, se extienden a organizaciones que han sido designadas como terroristas por su gobierno, incluyendo las FARC, la pandilla transnacional Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa. Por dicha relación, el pasado 25 de julio la Oficina de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro sancionó al Cártel de los Soles.
"El Cártel de los Soles es un grupo criminal con sede en Venezuela, dirigido por Nicolás Maduro Moros y otros altos cargos de su régimen que proporcionan apoyo material a organizaciones terroristas extranjeras que amenazan la paz y a la seguridad de Estados Unidos, concretamente al Tren de Aragua y al Cártel de Sinaloa", señala en un comunicado de prensa difundido por el Departamento de Estado.
Mientras que al Tren de Aragua se le describe como una organización terrorista extranjera involucrada en el tráfico ilícito de drogas, lavado de dinero, la trata y el tráfico de personas, la extorsión y la explotación sexual de mujeres y niños; al Cártel de Sinaloa lo definen como uno de los cárteles más antiguos y poderosos de México responsable de una parte significativa del tráfico de drogas mortales que entran a Estados Unidos.
La longevidad y el poderío logístico que el Cártel de Sinaloa ha acumulado durante décadas alrededor del mundo lo convirtieron en una organización candidata para relacionarse con el Cártel de los Soles en Venezuela, sin embargo, el gobierno estadounidense no hizo públicas las especificaciones de la vinculación entre ambas organizaciones delictivas.
Lo que es un hecho es que desde la década de los noventa México se ha consolidado como un trampolín de entrada a Estados Unidos para cargamentos de cocaína provenientes de Centro y Sudamérica, además de que las alianzas entre cárteles mexicanos y organizaciones narcotraficantes colombianas, ecuatorianas y venezolanas también han sido ampliamente documentadas.
Actualmente, el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación han alcanzado dimensiones transnacionales, extendiendo sus tentáculos a diversas partes del globo terráqueo. Al tiempo, el Tren de Aragua se ha encargado de expandir y consolidar su presencia en tierra azteca, forjando alianzas con grupos locales o estableciendo sus propias operaciones en puntos como la Ciudad de México o Chihuahua.
"El alcance y la magnitud del presunto narcotráfico fueron posibles únicamente porque Maduro y otros corrompieron las instituciones venezolanas y brindaron protección política y militar a los delitos narcoterroristas [...] Maduro y los demás acusados pretendieron expresamente inundar Estados Unidos de cocaína para socavar la salud y el bienestar de nuestra nación. Maduro utilizó la cocaína deliberadamente como arma", declaró el fiscal federal Geoffrey S. Berman.
Las declaraciones del funcionario estadounidense sintetizan cómo el narcotráfico no sólo se convierte para el mundo en un problema de salud pública o de seguridad, sino también en un asunto de interés político y diplomático.
ATJ