Un manto de silencio, un férreo operativo de seguridad, detenciones de activistas y censura en internet marcaron este martes el 30 aniversario de la represión sangrienta en la plaza Tiananmen de Pekín.
En un día gris y nublado, la policía comprobaba los documentos de identidad de cada turista y cada pasajero que salía de la estación del metro en las proximidades de la explanada donde una manifestación fue brutalmente reprimida con el uso de tanques y soldados el 4 de junio de 1989.
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El dispositivo de seguridad dificultó el ingreso de periodistas extranjeros a la plaza, al tiempo que los policías repetían a gritos que no estaba permitido tomar fotografías.
Un videoperiodista que intentaba acceder a la plaza fue obligado a retirarse. "Necesita una autorización especial", explicó un guardia que filtraba el ingreso al lugar.
No existe balance oficial
Durante los últimos 30 años el gobierno ha censurado cualquier discusión sobre protestas o represión. Se estima que la represión dejó posiblemente hasta mil muertos.
En la actualidad hay incontables cámaras de seguridad visibles en los postes del alumbrado público en toda la zona de Tiananmen.
"No se trata de que no nos interese. Sabemos lo que ha ocurrido", dijo un conductor del sistema de trasportes DiDi, aunque admite que nació en 1989.
"Pero puedo decir que la aplicación de DiDi está grabando nuestra conversación en el auto", dijo.
Más optimista, el hombre añadió que "China ha cambiado. Si uno tiene dinero puede tener lo que quiera. Sin dinero, es mejor no abrir la boca".
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Cientos de personas, incluyendo niños con la bandera china en hombros de sus padres, esperaban para ingresar a la plaza y presenciar la ceremonia del izado de la bandera.
Pero la fila se movía muy lentamente ante la seguridad adicional, con el control de documentos y el sistema de reconocimiento facial, al punto que muchos no pudieron asistir al evento.
En la primavera de 1989, estudiantes y trabajadores se reunieron en la plaza Tiananmen, el corazón simbólico del poder chino, para pedir cambios hacia la democracia y el fin de la corrupción. Rápidamente inspiró protestas en todo el país.
Después de siete semanas de marchas y manifestaciones, el gobierno movilizó tanques y soldados que abrieron fuego contra los manifestantes y transeúntes que se encontraban a su paso ese 4 de junio.
"Nunca esperamos eso", dijo Wang Dan, quien en 1989 era un líder de las protestas con apenas 20 años.
"Que abrieran fuego contra personas estaba más allá de lo que podíamos esperar", dijo Wang, quien terminó en la lista de los más buscados en China y fue arrestado antes de lograr salir al exilio.
Oficialmente, las autoridades aún no han dicho que ocurrió realmente ese día ni cuántas personas resultaron muertas.
"No hay razones para ser optimista con relación a China en estos momentos si uno mira lo que está ocurriendo", dijo en Nueva York el activista Zhu Fengsuo.
"Ni siquiera la novela '1984' [de George Orwell] podría llegar tan lejos", comentó.
jos