por Peng Tianxiao
Una semana después de su elección como presidente chino en 2013, Xi Jinping viajó a Rusia en su primera visita al extranjero como jefe de Estado.
En los últimos seis años, Xi y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se han reunido casi 30 veces. Que dos jefes de Estado se reúnan con tanta frecuencia es raro en la diplomacia internacional.
El miércoles, Xi partió en su octavo viaje presidencial a Rusia, una visita de gran relevancia en un momento en que los dos países celebran el 70 aniversario de sus relaciones diplomáticas y el mundo se enfrenta a niveles crecientes de incertidumbre.
Putin, por su parte, ha viajado a China nueve veces desde que comenzó la presidencia de Xi. Su último viaje fue para asistir al Segundo Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional en Beijing en abril, hace menos de dos meses.
En algunos de los momentos más memorables, los dos líderes se concedieron el uno al otro las máximas medallas de sus respectivos países, vieron una carrera de hockey sobre hielo entre niños chinos y rusos, y cocinaron panqueques tradicionales de ambos países.
Estas interacciones intensas han fomentado una estrecha relación personal entre los dos presidentes y han demostrado la cercanía y la solidez de la asociación estratégica integral de coordinación entre sus países, que son buenos vecinos, buenos socios y buenos amigos.
"Después de siete décadas de desarrollo, la asociación estratégica integral de coordinación entre China y Rusia está en su mejor momento en la historia", dijo Xi en una entrevista con los medios rusos en la víspera de su visita.
Según sus propias palabras, los 70 años de lazos entre China y Rusia han deparado una relación entre grandes países caracterizada por el máximo grado de confianza mutua, el más alto nivel de coordinación y el más alto valor estratégico.
La confianza mutua es la base sólida del desarrollo de los lazos bilaterales. Es algo que se ve de inmediato en la fructífera y rica diplomacia de los jefes de Estado, la cual sirve como brújula estratégica de la relación China-Rusia.
Esa confianza, al mismo tiempo, también se ha ido reforzando entre los dos pueblos. En los últimos años, los dos países han trabajado juntos para impulsar los intercambios entre personas a través de programas como la creación conjunta de una universidad, la realización de seminarios de medios y grupos de reflexión y las actividades conjuntas del Año del Turismo.
Como resultado, ambos países se conocen mejor y su amistad se ha fortalecido, ofreciendo un apoyo público cada vez más sólido para la cooperación práctica bilateral, especialmente en los sectores económico y comercial.
El comercio entre ambos países alcanzó un récord de más de 100 mil millones de dólares el año pasado. La cooperación en comercio electrónico, tecnología, finanzas y agricultura se ha desarrollado rápidamente.
Además, sus principales proyectos estratégicos en campos como la energía, la industria aeroespacial y la interconectividad avanzan de manera constante, como es el caso del primer puente vial transfronterizo, cuya finalización está prevista para octubre.
Los dos países también han sincronizado la iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China, y la Unión Económica Euroasiática, liderada por Rusia, y se han apoyado con firmeza en cuestiones relacionadas con sus respectivos intereses centrales.
Como países importantes en el escenario mundial, las áreas donde han buscado una mejor coordinación van más allá de la dimensión bilateral.
Han realizado esfuerzos concertados para ayudar a resolver los problemas más acuciantes del mundo, entre ellos el cambio climático, el terrorismo, el problema nuclear de Irán, el tema de la península de Corea y la crisis de Siria, en plataformas multilaterales como las Naciones Unidas, el G20, los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghai.
En un momento en que el mundo está experimentando cambios profundos e inéditos en el último siglo, una relación estable entre China y Rusia tiene un alto valor estratégico para cada uno de ellos y sirve además como ancla de la estabilidad global.
Ante el creciente proteccionismo, el unilateralismo y el chovinismo económico, la recuperación económica mundial está en grave peligro, el sistema multilateral de comercio está siendo atacado y el orden internacional está siendo desafiado.
Beijing y Moscú están de acuerdo y se han unido para defender un sistema internacional con las Naciones Unidas como eje. También se han comprometido a salvaguardar normas y principios ampliamente reconocidos en la comunidad internacional, y se han comprometido a construir un mundo multipolar y democratizar las relaciones internacionales.
Además, China y Rusia mantienen una política de no alineación que no está dirigida contra terceros. Tal enfoque es diferente de la alianza militar al estilo occidental, que tiene una necesidad innata de enemigos, reales o imaginarios, y tiende a poner al mundo entero en el límite.
En el mundo de hoy, la relación China-Rusia puede servir de inspiración para otros países importantes del mundo en esta nueva era de creciente interdependencia.