No es el orador más elocuente y ciertamente no es el presidente más popular. Pero es por otro motivo que los demócratas cuentan con Joe Biden de cara a las elecciones de medio mandato: el dinero.
Mientras se acercan las elecciones del 8 de noviembre, el demócrata de 79 años recorre el país y se reúne con simpatizantes adinerados para llenar las arcas de su partido, que espera al menos mantener su control sobre el Senado, una de las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos.
El jueves, por ejemplo, lo volvió a hacer en Los Ángeles. La visita de estos "recaudadores de fondos" a veces puede generar declaraciones explosivas.
El 6 de octubre, en el local que James Murdoch, hijo del magnate de los medios Rupert Murdoch, tiene en Nueva York, Biden dijo que el mundo estaba en riesgo de un "apocalipsis" nuclear por primera vez desde la Guerra Fría.
La frase recorrió los medios, como cuando el presidente criticó a los partidarios de Donald Trump por adherirse a una ideología "semifascista", el 25 de agosto, también en un evento de recaudación de fondos.
Sin cámaras ni tacones
Durante estos encuentros que navegan entre el compromiso partidario y la prerrogativa presidencial, unos pocos periodistas son admitidos, a buena distancia y solo para las palabras introductorias del mandatario.
Sin embargo, las cámaras de televisión, de fotos y los micrófonos están prohibidos.
El 22 de septiembre, en un apartamento con una vista impresionante de Nueva York, el multimillonario y filántropo Henry Laufer y su esposa Marsha también pidieron a sus invitados que se quitaran los tacones altos o se pusieran pantuflas para no dañar el suelo. Biden, en tanto, sí pudo conservar sus zapatos.
En los eventos para recaudar fondos, el presidente habla sobre geopolítica, el derecho al aborto y la inflación en salas llenas de profesionales financieros, empresarios y alguna celebridad.
La estrella de rock Jon Bon Jovi fue uno de los quince invitados que la semana pasada escucharon a Biden en la mansión del gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, evento en el que recaudó un millón de dólares.
Recientemente, un portavoz del Partido Demócrata afirmó que "gracias en gran parte al compromiso" de Biden, quien desde enero ha asistido a doce eventos de recaudación de fondos, el partido se ha embolsado más de 107 millones de dólares este año.
De los millonarios a las fábricas
El presidente estadunidense también está aumentando los viajes menos lujosos. Lejos de los millonarios, visita, por ejemplo, fábricas para elogiar sus programas de recuperación industrial y articula un ensayado discurso, intercalado con coloridas anécdotas sobre las preocupaciones del día a día planteadas por los estadunidenses.
Pero no a todos los candidatos les interesa aparecer junto a un Biden que, pese a mejorar en los últimos meses, sigue luchando en las encuestas. En Ohio, el candidato demócrata al Senado, Tim Ryan, por ejemplo, descartó categóricamente la participación del presidente en su campaña.
El gasto en las elecciones de medio mandato ya asciende a cientos de millones de dólares y, en algunos estados clave, es una carrera para ver quién puede recaudar más.
En Arizona, por ejemplo, el multimillonario Peter Thiel apostó fuerte por el candidato republicano al Senado.
"Generalmente, el candidato que más gasta es el que gana. Esta tendencia es más fuerte para la Cámara de Representantes que para el Senado, pero se cumple en ambas cámaras del Congreso", señala la ONG Open Secrets, que examina la financiación de las campañas electorales estadunidenses.
La ONG afirmó que, en 2020, durante las últimas elecciones legislativas, casi el 88 por ciento de los votos para la Cámara de Representantes y poco más del 71 porciento para las del Senado habían sido para el candidato con mayor presupuesto. En 2018, la proporción fue superior al 88 por ciento para la Cámara de Representantes y más del 82 por ciento para el Senado.
MO