Coronavirus deja en quiebra al mayor burdel de Europa

El 'Pascha' tenía en su lista a 120 prostituta y otros 70 empleados en un edificio de diez plantas ubicado en Colonia, Alemania.

Los administradores de Pascha criticaron a las autoridades ante las medidas tomandas por la pandemia. | Foto de Facebook
Editorial Milenio
Alemania /

El mayor burdel de Europa, conocido como 'El Pascha', ubicado en Colonia, Alemania, tuvo que  declararse en quiebra después de cinco meses sin actividad debido a la prohibición del ejercicio de la prostitución como medida sanitaria para reducir los contagios por la pandemia del coronavirus.

En ese lugar trabajan 120 prostitutas, además de otros 70 empleados que se encargaban como operarios, cocineros, electricistas, peluqueros, masajistas, trabajadores de área de limpieza y de seguridad.

"En cierta manera es inimaginable, pero he tenido que presentar el martes ante el Tribunal Administrativo la solicitud de suspensión de pagos. Estamos acabados", confirmó el gerente del "Pascha", Armin Lobscheid, en declaraciones al diario local "Express".

Los administradores no pueden enfrentar los gastos que representa el emblemático burdel, que se ubica en un edificio de diez plantas en la ciudad alemana.

Lobscheid criticó a las autoridades por la falta de claridad respecto a una posible reactivación de este tipo de actividad y el hecho de que les ampliaran los plazos de prohibición, lo que dificulta la planificación.

"Quizás podríamos haber evitado la insolvencia con ayuda de los bancos si nos hubieran confirmado que a principios del año que viene podemos retomar la actividad", dijo.

Advirtió que "todos en el sector saben que el negocio del sexo sigue activo, pero de una manera que nadie realmente celebrará; es decir, en el anonimato y sin contribuir a Hacienda".

También agregó que esta situación pone en peligro a las prostitutas ya que como la demanda se mantiene, ahora se reúnen con los clientes en hoteles, apartamentos, vehículos y caravanas.

"Ya no tienen protección y se ven expuestas a la indefensión frente a proxenetas y clientes, ya que difícilmente pueden acudir a la policía si ocurre algo. Eso lo saben los clientes y les obligan, por ejemplo, a practicar sexo sin condón", dijo.

Queda en el aire qué piensa hacer el propietario del edificio, la sociedad comanditaria Timoste Appartementhotel Schildbach, ya que el inmueble siempre alojó el burdel.

Es bastante improbable que se autorice su uso como hotel o centro de acogida para refugiados, ya que obligaría a realizar una reforma integral.


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