París se 'apagó' por pandemia del coronavirus: Así vive mexicana crisis en Francia

Historias de mexicanos en el extranjero ante Covid-19

Los parisinos veían lejana la pandemia y pese a la emergencia en Italia y España, la vida nocturna seguía. De un día a otro, todo cambió. Hoy están en cuarentena y si salen a la calle, son multados.

Míriam Domínguez, una mexicana que estudia en París, vive la crisis por la pandemia del coronavirus.
París /

Luego de días de tranquilidad pese a la pandemia del Covid-19, Míriam Domínguez, una joven mexicana que estudia en París, vio cómo todo cambió de un día para otro en la Ciudad Luz. Hoy, narra, la vida nocturna se apagó, todo está cerrado y los franceses no pueden salir a la calle, pues, si lo hacen, son multados.

Ésta es la historia de cómo vive Míriam la crisis por el coronavirus:

Mi nombre es Míriam Domínguez Ángeles. Soy de la Ciudad de México y desde 2018 vivo en île de France, cerca de París, pues estudio traducción en la Sorbonne.

La emergencia por la propagación del coronavirus empezó apenas hace unos días. Ya había advertencias por parte del gobierno de que teníamos que ser precavidos, lavarnos las manos al regresar de la calle, tener gel o toallitas para limpiarnos si tocábamos algo.

Para evitar que la gente acabara con los cubrebocas como pasó en Italia, el gobierno prohibió su venta si no era por prescripción, ya que todos iban a ser entregados únicamente a médicos, enfermeras y pacientes.

Sin embargo, fuera de eso, vivíamos nuestra cotidianidad muy tranquilos y escuchábamos a diario las noticias de lo que pasaba con Italia y España, pero creo que nadie se lo tomaba verdaderamente en serio.

La vida parisina es muy activa y la semana pasada estaba, como siempre, a todo lo que daba: los bares, restaurantes y cafés lucían llenos, también los centros comerciales y sitios turísticos.

La vida nocturna en la ciudad se apagó, comenta la joven. (Míriam Domínguez )

​Es cierto que el museo de Louvre ya había cerrado y Disney había dicho que tal vez cerraría, pero más allá de eso, nuestra vida era tan normal como siempre.

14 de marzo. Cerraron escuelas, pero la vida nocturna seguía

Vaya, todavía el viernes 14 de marzo salí con una amiga a un bar cerca de la estación de metro Chatelet para festejar su cumpleaños con otros compatriotas mexicanos, y estaba llenísimo junto con los bares y restaurantes alrededor.

Apenas recién se había anunciado el cierre de las escuelas, pero nada grave porque incluso ese mismo día en la facultad pregunté si habría clases este lunes.

Yo tenía planeado ir a casa de mi novio, quien vive en el norte de Francia, en la ciudad de Dunkerque. Me convencí de ir unos días y regresar el martes para distraerme.

15 de marzo. De un día a otro, en Francia ¡todo estaba cerrado!

Ese día tomé el tren en Gare du Nord para ir a la ciudad de mi novio, cuando de pronto vi en Facebook que el primer ministro había informado que se cerrarían todos los lugares públicos, desde tiendas, cafés y parques hasta museos. En primer sitio, me negué a la idea y le escribí a mi novio, diciéndole, y él coincidió conmigo. Me dijo que sólo sería en París y seguramente no en el norte. Pero vaya sorpresa nos llevamos: al otro día todo estaba cerrado.

16 de marzo. Compras de pánico y la gente en shock

Fuimos a un Carrefour (supermercado) bastante retirado y nos encontramos con que había un alarga fila para entrar, la razón es que no permitían a más de 100 personas dentro de la tienda, así que no tuvimos otra opción que esperar.

Cuando entramos, literalmente ya no había casi nada. Había gente que llenaba su carrito con cosas muy absurdas como Coca-Cola o papel de baño, lo que de plano ya no había era ningún limpiador, ni toallitas ni jabón líquido para lavarse las manos; tampoco había agua ni pan ni huevo ni arroz ni pasta. Fue un shock que pasara algo así en uno de los países más ricos del planeta.

En el supermercado tomamos lo que pudimos y después cruzamos la frontera con Bélgica, en donde pudimos encontrar más alimentos.

17 de marzo. La travesía de salir y regresar a París

Regresar a París no fue fácil. Nos costó mucho trabajo encontrar un tren en esa dirección, porque sólo había rutas que tardaban mucho tiempo y hacían escalas absurdas, como ir de Dunkerque a Lille y luego a Bruselas y luego ya a París además de que muchos trenes eran cancelados a la mera hora, pero por fin regresé ayer.


20 de marzo. La Ciudad Luz en cuarentena y las multas por incumplirla

Lo que puedo ver hoy de París es una ciudad totalmente en cuarentena, con calles vacías. Pero para lograr eso, el presidente tuvo que amenazar a los ciudadanos diciéndoles que aquel que no acatara la cuarentena, tendría que vérselas con el Ejército y la Policía.

Todo aquel que no tuviera un motivo verdadero para salir sería multado con 135 euros, así que es por eso que todo el mundo se la piensa.

Se puede salir, claro, pero necesitas un permiso especial que se puede descargar para imprimir. En éste, informas tu nombre, tu dirección y cuál es tu razón para salir a la calle junto con una identificación.

Hoy, sólo se puede salir por trabajo, compras básicas, citas con el médico o para hacer ejercicio como correr sin acercarte a menos de un metro a la gente.

Y así vivimos aquí por el momento… en espera de que la pandemia pase.

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