Karla Portugal vive en la isla de Bali, desde donde narra cómo las personas pasan los días con tranquilidad y paz, mientras pasa la emergencia por la pandemia del coronavirus Covid-19.
Ésta es su historia:
Malasia, Singapur, Tailandia, India, Vietnam, Filipinas… Todos han cerrado sus fronteras en sólo una semana. La cercanía con China no había sido un problema pese a que el brote de coronavirus estalló justamente en los festejos del Año Nuevo Lunar, el 25 de enero.
El momento decisivo para la toma de estas decisiones fue el anuncio de Trump sobre la cancelación de vuelos a Europa. Cientos de personas quedarán varadas en diferentes países ante los cierres de fronteras y las cuarentena impuestas por los países.
En Bali, la comunidad de nómadas digitales, una de las mayores del mundo, ha tenido que elegir en la última semana entre volver a su país o quedarse aquí. Una gran mayoría se ha quedado pese a que el sistema de salud no sería el mejor si hubiera una escalada mayor de casos.
¿Por qué? ¿Qué nos hace preferir quedarnos aquí?
Todo parece indicar que el mundo entero entrará en cuarentena al menos durante los próximos 30 días. Estar en Bali podría ser igual que estar en México o en Estados Unidos, pues la cuarentena implica no salir del hogar, pero no es así. En Bali hay paz. La gente no se arrebata las cosas, no se pelea por papel de baño (porque de hecho casi no se utiliza), tampoco se percibe miedo por escasez de comida. Los balineses siguen sonriendo, trabajando y haciendo sus ofrendas diarias para que todo se mantenga en equilibrio.
Este lunes han suspendido clases, el trabajo en oficinas de gobierno y es posible que en los próximos días cierre sus fronteras. Tal vez no habrá fiesta, tal vez algunos lugares cierren, tal vez se cancelen las celebraciones por el año nuevo balinés la próxima semana, pero contemplar los campos de arroz al amanecer lo cura todo.
Martes 17 de marzo. El caos de los extranjeros que buscaban paz en Bali
En un mundo netamente sedentario, ser nómada es ser un bicho raro. Aunque vivir viajando alrededor el mundo es el sueño de muchos, el 99 por ciento del mundo opera bajo políticas sedentarias, eres de un país y ahí tienes que vivir.
Ser nómada digital ha implicado para muchos de nosotros no tener una casa fija. Quizá por ello muchos decidimos quedarnos aquí en Bali. En 24 horas se habrán suspendido la excepción de visa y la visa al arribo, las dos principales modalidades por las que entran los turistas y también la comunidad nómada digital.
Indonesia es prácticamente el último país del sudeste asiático en tomar este tipo de medidas.
Mientras, en el interior de Bali, miles de extranjeros esperamos el 21 de marzo, día en el que posiblemente den a conocer nuevas reglas para quienes ya estamos dentro y tenemos una visa que vence pronto; de lo contrario, tendríamos que salir y viajar a algún país cercano para después volver si es que nos lo permiten.
Hay algunos más que están varados aquí, principalmente españoles, y ellos lo que buscan es una alternativa para salir de la isla y volver a casa.
Veo un poco de caos, pero lo veo en los occidentales que estamos aquí, lo veo en quienes hemos venido a esta tierra de sanadores tradicionales y brebajes mágicos. Venimos a buscar paz y estamos creando caos en medio de la isla.
Mi corazón y mi energía están en México, creo que esta cuarentena mundial nos dará tiempo para nosotros mismos y quiero apoyar a aquellos que nunca se han conectado con su sabiduría interior. Mis días en Bali son para eso, y mis noches también.
Aquí la gente no está preocupada por el abasto de comida. Son productores de arroz, en último de los casos desayunar, comer y cenar arroz será una opción.
Jueves 19. La vida no parece ser diferente, salvo por el gel antibacterial
Fuimos al coworking a trabajar un par de horas. En la entrada nos tomaron la temperatura. Están regresando a todo aquel que tenga 38 grados centígrados.
Hice una transmisión en vivo y después trabajamos en la cafetería, a un lado de la mesa de inspección. Miré por varios minutos... unos se sentían incómodos con la "pistolita" en la cabeza, así que pidieron les tomaran la temperatura en el cuello; otros pidieron el termómetro y lo examinaron, tomaron la temperatura a otros, bromeaban; hubo algunos más que tomamos video de cómo nos tomaban la temperatura.
Ninguna de esas cosas podríamos hacerlas en un aeropuerto, por fortuna estamos en un coworking y tenemos la oportunidad de aprender cosas haciéndolas, compartiéndolas, curioseando.
Todos los eventos de esta semana serán online, por plataformas que todos conocen. Muchos están haciendo home office. Aquí aun no es obligatoria la cuarentena, pero sabemos que es lo mejor que podemos hacer.
Lo curioso es que en su mayoría cada villa, guest house, hotel u hostal tiene alberca y cocina compartida. Al final aún hay algo por hacer, aunque sea sólo mirar. La alberca y oler las flores.
Los restaurantes, cafés y tiendas siguen abiertos, los warungs, que son como fonditas, también siguen operando normal.
La vida no parece ser diferente, salvo por el gel antibacterial.