Los cubanos recordaron hoy las manifestaciones antigubernamentales ocurridas hace dos años en al menos 30 localidades del país, sin que las causas de ese fenómeno hayan desaparecido y sin que este día, al menos en La Habana, se registraran mayores sobresaltos que los propios de un país en crisis económica como este.
Según el punto de vista oficial, “en lo que va de año se han reportado más de 300 convocatorias de ese tipo de acciones desde territorio de Estados Unidos y otros países que incitan a actuar contra el gobierno cubano”.
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“Mientras la fábrica de mentiras contra Cuba abastece las redes sociales digitales y medios de prensa internacionales durante las 24 horas, la maquinaria terrorista miamense utiliza ese canal para convocar al caos”, dijo la víspera el oficial diario Granma.
Anoche incluso la televisión estatal reprodujo declaraciones de tres personas que afirmaron haber recibido dinero desde Miami, la llamada “Capital del exilio cubano”, para realizar acciones de propaganda o el lanzamiento de cocteles molotov en tres localidades del centro y el occidente de la isla.
Opiniones encontradas
“Mire, la falta de comida, de electricidad, de gasolina, la inflación, vaya la crisis que padecemos desde hace rato, es propicia para que la gente se moleste y proteste, pero lo más jodido es que esta crisis parte del ahogo (sanciones económicas) de los americanos y son ellos mismo los que le echan más leña al fuego”, dice Juan Manuel Rodríguez.
Ingeniero civil de 32 años de edad, Rodríguez recuerda las historias de su padre, entonces trabajador eléctrico que en los años 70 del siglo pasado combatió bandas armadas por la Agencia Central de Inteligencia de EU en el centro-sur de la isla.
Este joven no se arrepiente de haber enfrentado a sus contrarios en la calle durante las manifestaciones de julio de 2021, “aunque supongo - puntualiza- que entre ellos hubo mucha gente manipulada por la contrarrevolución”.
Sin embargo, Lisbeth Moya, joven también, reprodujo en Facebook otra opinión.
“Ese día me recibió una lluvia de piedras en el Parque de la Fraternidad (de La Habana) y no venían solo de los manifestantes. Era una guerra entre cubanos. Luego todo parecía calmarse y la gente solo gritaba consignas. La policía y la seguridad del estado escogían gente como al azar y les apresaban y así la multitud intentaba liberarles y era como una danza terrible. La masa se movía de un lado a otro sin líderes, ni rumbo”, comentó Moya antes de concluir: “Una persecución que alejó a muchos de su tierra. A otros, les volvió anticomunistas”.
En tanto, desde Estados Unidos el académico cubano Arturo López Levy considera que “el gobierno tiene a corto plazo un margen de maniobra muy estrecho”.
Mil detenidos, 500 sancionados y un muerto
En opinión de las autoridades, las personas que cumplen prisión por los acontecimientos del 11 y 12 de julio de 2021 bordean el medio millar, algunos con penas de más de 20 años de cárcel.
No obstante, el gobierno dice que “a los detenidos, se les probó su participación en acciones violentas, vandálicas o que alteraron el orden público. Ninguna persona fue sancionada por manifestarse pacíficamente ni por su forma de pensar. Tampoco fueron sancionados menores de edad”.
En la mañana del 11 de julio, habitantes de la localidad de San Antonio de los Baños, al suroeste de La Habana, se dirigieron hacia las sedes del Partido Comunista y el gobierno “a exigir que se solucionaran los apagones que nos estaban sonando de madrugada y la falta de alimentos, a vender en las tiendas”, dijo uno de los protestantes.
El hecho, inusual aquí en el último medio siglo, corrió por las redes sociales y se extendió por el país con enfrentamientos en las calles entre partidarios y contrarios al gobierno, asaltos a comercios y ataque con cocteles molotov a unidades móviles de la policía. El saldo: un muerto y mil detenidos.
VMS