Una investigación realizada por peritos del ministerio del Interior (MININT) y de la Asociación Marítima de Cuba responsabilizó hoy a una red de traficantes de personas por la muerte de siete migrantes cubanos en aguas al norte de la isla el 28 de octubre.
“Esa operación estuvo organizada por el cubano Héctor Meizozo Fabelo, quien reside en Estados Unidos tras emigrar ilegalmente en 2006. En 2009 fue detenido en una operación de tráfico de personas por la provincia de Pinar del Río (al oeste de La Habana). A Meizozo lo condenaron a 13 años de prisión, pero logró fugarse”, informó el coronel Víctor Álvarez Valle.
Las revelaciones trascendieron al informarse los resultados de la investigación del choque de una lancha rápida piloteada por traficantes con una unidad de las Tropas Guardafronteras (TGF) de Cuba, incidente que en Miami fue presentado como responsabilidad de los militares cubanos.
Luis Morejón Borges Álvarez, piloto de la lancha, quien sobrevivió al incidente y estuvo más de dos días escondido a la espera de que alguien lo rescatara, dijo que la colisión se produjo porque “al ser detectados, aceleré al máximo para irme, uno de los motores tocó el fondo, me escoró la lancha y choqué contra la de los guardafronteras”.
Estos testimonios, así como los de otros sobrevivientes y dos peritos, fueron transmitidos en la noche de hoy por la televisión estatal, que también reprodujo una conversación telefónica entre Borges Álvarez, al parecer desde su escondite en la isla, y Meizozo Fabelo, en Miami, en la que el piloto de la nave accidentada pide que lo saquen del país.
El MININT informó el 29 de octubre del hundimiento de la lancha con 23 personas a bordo, precisó que en el incidente murieron cinco cubanos, incluido un menor de dos años de edad, (otros dos cuerpos fueron encontrados después) y prometió una investigación de los hechos.
Tras rescatar la embarcación dañada, los peritos concluyeron que “de haber sido embestida por la lancha de las TGF la huella del impacto tendría el tamaño de un cráter” y consideraron como causa del accidente, “las modificaciones estructurales hechas para ampliar su capacidad de transportación (de 6 a 23 personas) y la instalación de dos motores de 200 caballos de fuerza cada uno, muy por encima de los establecido en el diseño inicial de la nave”.
“No hay evidencia alguna que demuestre que la nave de las TGF abordó a la otra embarcación, que colisiona porque al chocar la hélice de uno de los motores en el fondo marino la escora, el lanchero pierde el control y golpea a la nave de TGF que, como se indica en las normas internacionales, iba siguiéndola en paralelo, a su izquierda”, dijo el capitán de navío Jesús Pérez Pardo, uno de los peritos de la Asociación Marítima de Cuba.
JLMR