La carrera presidencial en Estados Unidos empezó a ser escenario de una batalla judicial y política entre los campos demócratas y republicanos, conforme la designación de un fiscal especial para el Trumpgate, por un lado, y el inminente lanzamiento de investigaciones legislativas sobre la familia Biden por el otro, anticipan una nueva era de confrontación partidista en Washington.
Jack Smith, el fiscal especial designado por el Departamento de Justicia de la administración demócrata, empezó de inmediato a integrar un equipo de experimentados abogados para indagar si Trump violó la ley en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y en la sustracción de más de 300 documentos confidenciales o secretos de la Casa Blanca.
Desde la colina del Capitolio, la próxima mayoría republicana de la Cámara de Representantes comenzó a poner la mesa para lanzar a partir de enero lo que se anticipa como la mayor avalancha de investigaciones sobre Joe, James y Hunter Biden, incluido un posible juicio político al actual mandatario, para tratar de nivelar el terreno de juego en la lucha por la presidencia en 2024.
“Los republicanos del Congreso dejaron en claro que van a hacer una sola cosa, es decir, investigaciones, y lo están haciendo por venganza política”, advirtió Kyle Herrig, del Proyecto de Integridad Legislativa (CIP, por sus siglas en inglés).
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Desde La Haya
Jack Smith, el nuevo fiscal especial del Trumpgate, es una estrella del mundo jurídico; se graduó con honores en Harvard y se ha especializado en la persecución de pandilleros, políticos corruptos y criminales de guerra.
Antes de ser nombrado fiscal en el caso Trump, era magistrado de la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
Uno de sus casos más parecidos al proceso de Trump tuvo lugar en 2015, cuando metió a prisión a Jeffrey Sterling, ex funcionario de la CIA, acusado de filtrar la información a un reportero de The New York Times sobre una frustrada operación secreta para sabotear el programa nuclear de Irán.
Sterling enfrentó acusaciones muy similares a las que pueden presentarse contra el líder republicano, incluida la violación de la ley de espionaje y obstrucción de la justicia.
De ser convicto por alguna de esas potenciales acusaciones, el ex mandatario quedará inhabilitado para buscar la presidencia de manera vitalicia.
Cuarto de Guerra
En Washington, los republicanos alistan su “cuarto de guerra” contra la administración y la familia Biden. Su centro de operaciones será el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, que será probablemente encabezado por James Comer.
Aunque la plataforma electoral de los republicanos en las campañas a los comicios fue combatir la inflación, Comer dejó en claro que su prioridad número uno será investigar a la familia Biden, incluido al presidente, a su hermano James, y el papel de su hijo Hunter en algunos negocios con Ucrania.
“Desterrar el dispendio, el fraude y el abuso en el gobierno federal es la primera misión del comité de supervisión. Como tal, esta investigación será la prioridad”, sostuvo.
Pero la bancada republicana enfrenta serias divisiones. Los moderados creen qué priorizar una cacería política será contraproducente en 2024 y prefieren una agenda que cumpla con las promesas de campaña, para evitar otro descalabro electoral.
“La prioridad central es lidiar con la inflación y el costo de vida”, afirma Mike Lawler, republicano de Nueva York.