Cientos de cuerpos permanecieron enterrados por años en el panteón de Falfurrias en el sur de Texas. Del otro lado de la frontera, sus familias los buscaban sin tener mayores datos.
Es el “corredor de la muerte” en el condado de Brooks con una extensión de mil 600 kilómetros cuadrados. Ahí, el hallazgo de cuerpos en los ranchos privados es algo tan cotidiano que la falta de recursos del condado obligó a sepultarlos sin identificar.
Los grupos humanitarios presionaron a las autoridades de Brooks a solicitar recursos federales y estatales para establecer protocolos de identificación, pero también para exhumar los cuerpos de al menos 200 personas, la mayoría migrantes hallados en esos ranchos.
Sin embargo, desde este año, la cancelación de recursos estatales para realizar autopsias y cotejos de ADN mantiene en vilo, nuevamente la posibilidad de dar sepultura digna a aquellos que cruzan la frontera.
“El condado de Brooks no ha puesto ni un centavo para asistir en las exhumaciones ni la identificación de los restos. El gobernador (Greg Abbott) quitó los fondos que iban directamente a la identificación de cuerpos”, señala Eduardo Canales, director de la oficina de Derechos Humanos del sur de Texas y responsable del programa de exhumaciones.
“Comenzamos a sacar los cuerpos, algunos encimados uno sobre otro y pensábamos, ‘¿qué es la dignidad humana?’, la ética que los condados deben seguir y decidimos corregir las cosas y comenzar a tomar los restos y que se les hiciera la prueba de ADN”.
De aquella exhumación masiva en Falfurrias, muchos restos no pudieron ser cotejados con el ADN de sus familiares y forman una larga lista de los denominados “Jane y John Does” (a falta de su verdaderos nombres) que descansan en el panteón de esa ciudad del sur de Texas.
“Las familias que tienen una persona desaparecida siempre siguen buscando a su ser querido y quieren saber qué paso, dónde murió y ese esfuerzo humanitario es que el que debemos hacer por dignidad”, sostiene Canales.
“Tiradero de muertos”
El esfuerzo forense se ha extendido a otros condados del sur de Texas por la alta cantidad de migrantes que fallecen.
Canales advierte que “la frontera también puede convertirse en un tiradero de muertos por diversas razones”, al recordar que Falfurrias está muy cerca de Tamaulipas, donde existe actividad de grupos delictivos.
Apenas el año pasado comenzó la identificación a través de huellas digitales en cuerpos de reciente deceso.
La Patrulla Fronteriza tiene un programa en el que es posible la identificación, a partir de las denuncias de familiares que reportan las desapariciones.
De los 119 cuerpos que fueron localizados este año, 75 por ciento fue identificado gracias al programa de huella digitales.
A más de 100 millas de Brooks, en el condado de Maverick, en la frontera con Piedras Negras, Coahuila, en 2021 fue reportada la existencia de fosas con cientos de cuerpos sin identificar.
En enero, el panteón de Maverick iniciará la remoción de tierra para recuperar los restos e intentar su identificación mientras la crisis humanitaria en la frontera aumenta y los recursos económicos son cancelados.
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