El ministro de Interior de Estonia, Mart Helme, y su hijo Martin, quien es titular del Ministerio de Finanzas, miembros del partido de extrema derecha Partido Popular Conservador (EKRE), aseguraron que el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos fueron fraudulentas y que el virtual presidente electo, Joe Biden, es un "corrupto".
Medios estonios recogen la conversación que ambos políticos, junto con el europarlamentario del EKRE, Jaak Madison, mantuvieron en el programa semanal que su partido financia los domingos en la emisora TRE Radio.
"Creo que no hay duda de que estas elecciones han sido faudulentas", dijo el ministro de Finanzas sin aportar ninguna prueba al respecto y consideró que, a partir de estos comicios, "no tiene sentido hablar de democracia o Estado de derecho" en Estados Unidos. "Si esto sucede, si tumban a Trump, la Constitución de Estados Unidos ya no sigue vigente", añadió.
Para su padre, el ministro de Interior, Biden fue encumbrado a la victoria por los servicios secretos y tanto el presidente electo como su hijo, Hunter Biden, son "personajes corruptos".
ERKE, la ultradercha de Estonia
El partido, fundado por Mart Herlme en 2012, es miembro del grupo político europeo Identidad y Democracia, donde están aglutinados otros partidos de la extrema derecha europea como Agrupación Nacional de Francia, Alternativa para Alemania (AfD), Liga Norte de Italia y elPartido por la Libertad (PVV) de Holanda.
El ERKE es considerado de extrema derecha por su posición nacionalista, contra ideas progresistas como el aborto y los matrimonios del mismo sexo, así como la migración.
Mart Helme contó un sueño que, afirmó, tuvo días antes de las elecciones en el que aparecía el todavía presidente estadounidense, Donald Trump, caminando por un campo cubierto "de tripas y entrañas".
"Al final Trump vencerá. Será el resultado de una lucha inmensa, quizá incluso sangrienta. Pero la justicia prevalecerá", remató Helme.
La llegada del EKRE al gobierno estonio en 2019 como socio minoritario de la coalición liderada por el primer ministro conservador Jüri Ratas estuvo ya marcada por la polémica, como cuando su actual líder, Martin Helme, hizo signos supremacistas en su primera intervención parlamentaria.
Ratas ha condenado en las redes sociales las declaraciones de sus socios de gobierno poco después de que trascendieran, tachándolas de "absurdas" e inapropiadas.
"Críticas maleducadas basadas en información espuria y fake news no es procedente para los ministro de la República de Estonia", destacó el primer ministro, que subrayó la importancia de las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
dmr