Una mexicana musulmana y su marido español de origen marroquí, acusados de reclutar milicianos en Madrid para el grupo extremista Estado Islámico, defendieron su inocencia durante la repetición de su juicio.
La Audiencia Nacional condenó en 2018 a Aziz Zaghanane a seis años de prisión por un delito de adoctrinamiento activo terrorista y a su esposa, Ana Marilú Reyna, a un año de internamiento por enaltecimiento de terrorismo, pero el Tribunal Supremo anuló la sentencia y ordenó a principios de este año la repetición del juicio.
El alto tribunal rechazó absolver al matrimonio, pero quiso que Zaghanane y Reyna fueran juzgados de nuevo contando con el testimonio de los otros tres acusados en el caso, que aceptaron sus condenas desde el inicio y por eso no declararon durante el primer juicio.
A Zaghanane se le acusa de haber adoptado un papel de sabio del Islam para presuntamente “adoctrinar y captar personas para la causa salafista radical”. De Reyna, los fiscales dicen que, “tras un proceso de inmersión en el Islam radical, comunicaba con otras personas ensalzando la imposición por la fuerza de esa ideología”.
Nacida en Monterrey, México, la mujer de 40 años pasó de ser catequista en la Iglesia católica a convertirse al Islam. Ante el tribunal repitió, como ya había hecho en el primer juicio, que aquella transición nació de “un deseo de ahondar en cuestiones espirituales y tras leer mucho” sobre la religión islámica.
Reyna se mudó a España en 2011 para casarse con Zaghanane, a quien conoció por internet. Cinco años después, la pareja fue detenida en una operación de la Guardia Civil contra el yihadismo. Sus dos hijos viven ahora en Marruecos con los abuelos paternos.
Los acusados habían acudido juntos a la Audiencia Nacional, el tribunal que juzga los casos de terrorismo en España, y argumentaron que debatían en redes sociales asuntos relacionados con el Islam y la guerra en Siria, entre otros, pero con un rechazo a los postulados y la violencia ejercida por el grupo extremista Estado Islámico, al que Zaghanane se refirió como “terroristas”.
Zaghanane también negó que junto con otro de los acusados, Hicham Idey, hubiese captado a otros dos individuos, Anas Balla y Mohssen Balla. Estos tres últimos han aceptado sus condenas como autores de un delito de autoadoctrinamiento terrorista.
“He sido víctima de una tergiversación, y de descontextualizar todo”, señaló Zaghanane al tribunal, argumentando que la investigación de la Guardia Civil y el escrito de acusación de la fiscalía adolecían de fallos e inexactitudes para tratar de presentarlo como terrorista radical.
Según este escrito, los acusados formaban una estructura perfectamente jerarquizada que había asumido los idearios del Estado Islámico. Su fin, prosiguió el ministerio fiscal, era crear un grupo entre la comunidad musulmana de Pinto y Ciempozuelos, dos localidades en las afueras de Madrid, para adoctrinar a sus miembros en la causa salafista radical.
Los otros tres acusados declararán a partir de mañana y el juicio quedará visto para sentencia a finales de esta semana.
jos