2019, la ‘guerra’ de Trump

La aldea | Washington

El mandatario estadunidense cerró el año con su acostumbrada actitud beligerante con distintas naciones del mundo pero, sobre todo, en su propio país al enfrentar el proceso del ‘impeachment’.

El republicano buscará en noviembre ser reelecto. (Reuters)
Adrián Ramírez
México /

Con todo puesto sobre la mesa para iniciar un juicio político contra el presidente Donald Trump bajo los cargos de obstrucción al Congreso y abuso de poder, el mandatario estadunidense puso fin a un año donde su carácter intimidatorio y beligerante le ha sido suficiente para mover a placer la escena política sumando victorias, pero también importantes reveses.

LOS HIDROCARBUROS

Trump centró su ofensiva en el sector de los hidrocarburos, arrancando en enero un ataque diplomático, con olor a una posible intervención militar, contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, cuando se mostró a favor de lo que los chavistas calificaron como golpe de Estado, reconociendo como presidente interino al jefe parlamentario Juan Guaidó.

No obstante, sus señalamientos contra Maduro, al que llamó un “opresor” y “usurpador del poder” y el apoyo a Guaidó de medio centenar de naciones, no fueron suficientes para intimidar al chavista, dando paso a una serie de restricciones y bloqueos económicos contra el país rico en petróleo.

“Si eligen seguir a Maduro no habrá una salida fácil. Lo perderán todo”, advirtió Trump en febrero a los militares y a los chavistas; no obstante, ha pasado casi un año y Maduro no ha puesto un pie fuera del Palacio de Miraflores.

Siempre con la mirada en la industria petrolera y a solo unos días de terminar el año, Trump aprobó sanciones contra empresas que trabajen en el gasoducto Nord Stream 2, proyecto ruso-alemán para la distribución directa de gas, en un movimiento estratégico para evitar el control de Moscú sobre el suministro de energía en Europa.

EL SECTOR NUCLEAR

En febrero, de forma simultánea al caso venezolano, presionó la complicada relación de su país con Corea del Norte durante la cumbre de Hanói aunque, nuevamente, no obtuvo un resultado positivo al clausurarse abruptamente las negociaciones nucleares con Kim Jong-un.

Esta marcada línea beligerante se mantuvo al reavivar las ya históricas tensiones de Washington y Teherán imponiendo duras sanciones económicas a Irán tras decidir, en 2018, que EU saldría del Plan de Acción Nuclear firmado en 2015 al argumentar que dejaba abierta la posibilidad de que la nación persa construyera armamento atómico.

En junio, tras el derribo de un dron estadunidense por parte de Irán, advirtió: “Cometieron un grave error”, “si quieren pelear, será su fin oficial”. Ante la tensión, ordenó un ataque contra Irán aunque al final, “10 minutos antes”, lo canceló convencido por funcionarios de seguridad, dando una muestra de su inestable humor.

CHINA Y MÉXICO

Quizás el caso chino sea la gran victoria que pueda presumir Trump, pues logró sentar al presidente Xi Jinping a negociar un acuerdo comercial en un momento donde la economía de EU cede lentamente ante la de su par asiático.

Pese a hacerse llamar “el elegido” para enfrentar a China, su amenazador discurso no le fue suficiente; recurrió a la cuestionada medida de bloquear a la tecnológica Huawei, acusando de espionaje, para poner en jaque a Pekín con el que, presume, ya acordó una “primera fase” del pacto comercial.

Caso similar fue el de México, en el que, con un aumento en los aranceles, presionó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a reforzar la seguridad en la frontera sur para evitar así el flujo masivo de migrantes a suelo estadunidense

El 18 de diciembre, sin embargo, selló su gran revés. Acusar a los demócratas y su principal líder, Nancy Pelosi, de armar “una cacería de brujas”, “un juicio político que es mera fantasía” no le salvó de librar el proceso en su contra.

Las contundentes pruebas sobre su abuso de poder en el caso ucraniano lo han llevado a enfrentar un impeachment del que, probablemente salga victorioso al tener al Senado (de mayoría republicana) de su lado.

Sin embargo, su amenazante discurso e inflexible postura le han allanado el camino de cara a las presidenciales de 2020 en las que, sin tener aún un rival oficial del lado demócrata intentará, nuevamente, salir ganador y permanecer cuatro años más al frente de la Casa Blanca.


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