De pie ante el juez vestido con traje de presidiario Enrique Tarrio, ex líder de lo Proud Boys fue condenado a 22 años en prisión por orquestar el asalto a Capitolio en el que simpatizantes del ex presidente Donald Trump irrumpieron en el edificio del Congreso para interferir en el restado electoral de las elecciones del 2020.
Tarrio bajó la cabeza después de leer la sentencia, cuadró los hombros y puso las manos detrás de la espalda para luego pedir piedad por la sentencia.
“Por favor, tengan piedad”, dijo, y agregó: “Les pido que no me quiten mis 40 años”.
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Timothy Kelly, un juez de distrito encargado del caso y designado por el mismo Donald Trump, dijo que Tarrio estaba motivado por el “celo revolucionario” para liderar la conspiración que resultó en que “200 hombres, preparados para la batalla, rodearan el Capitolio”.
“No soy un fanático político. Infligir daño o cambiar los resultados de las elecciones no era mi objetivo”, dijo Tarrio.
La sentencia de Tarrio es la más larga hasta ahora entre más de mil 100 casos de disturbios en el Capitolio, superando las sentencias de 18 años que recibieron el fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, y el ex líder de Proud Boys, Ethan Nordean, después de que los jurados los declararon culpables de conspiración sediciosa y otros cargos.
El caso de Tarrio se da en medio de los preparativos de juicio contra el ex presidente Trump en el mismo tribunal de Washington bajo cargos que implican que este se planeó ilegalmente aferrarse a un poder que sabía que había sido despojado por los votantes.
El juez Timothy Kelly afirmó que el caso Tarrio funciona como un vívido recordatorio del caos violento alimentado por las mentiras de Trump en torno a las elecciones y la medida en que sus falsas afirmaciones ayudaron a inspirar el asalto al Capitolio.
Por su parte, Tarrio se puso de pie para hablar antes de que se dictara la sentencia y pidió indulgencia e incluso describió el 6 de enero como una “vergüenza nacional” y se disculpó con los agentes de policía que defendieron el Capitolio y los legisladores que huyeron aterrorizados.
aag