Bajo la cuenta regresiva a la Convención Nacional Demócrata, Joe Biden enfrenta el mayor dilema de su vida política para decidir si sacrifica su candidatura presidencial o si continúa aferrado y se arriesga pasar a la historia como el obstinado que devolvió las llaves de la Casa Blanca a Donald Trump.
A menos de dos semanas de su catastrófico desempeño en el primer debate contra Trump en Atlanta, Biden no solo se resiste ceder ante el creciente número de miembros de su partido que piden su salida, sino que se puso a la ofensiva para presentarse como víctima de las “elites liberales”.
“Me están frustrando las elites… las elites en el partido… Cualquiera de estos tipos que creen que no debo competir, compitan contra mi. Hagan el anuncio. Rétenme en la Convención Demócrata”, señaló al programa televisivo Morning Joe que conduce el popular ex legislador republicano Joe Scarborough.
Ésta fue la presentación de Biden en Morning Joe:
La Convención Nacional Demócrata, del 19 al 22 de agosto en Chicago, podría ser así el escenario de una fractura histórica de ese partido si los delegados se rebelan a favor de un nuevo aspirante presidencial o por una cumbre de unidad nacional si Biden libera a sus delegados y éstos eligen libremente al candidato de unidad capaz de derrotar a Trump y los republicanos.
Su familia inmediata y la plana mayor demócrata, incluidos Kamala Harris, Barack Obama y Nancy Pelosi, arroparon al presidente pero empezaron a surgir las primeras fisuras entre legisladores, gobernadores y estrategas intranquilos porque creen que Biden puede volverse un lastre para todos los candidatos demócratas.
El congresista de Texas, Lloyd Doggett, se convirtió en el primer legislador demócrata en pedir el retiro públicamente de Biden.
“Represento un distrito del Congreso por el que también estuvo Lyndon Johnson (que luego fue mandatario, entre 1963 y 1969). En circunstancias muy diferentes, tomó la dolorosa decisión de retirarse (no buscó la reelección presidencial en las elecciones de 1968). Biden debe hacer lo mismo”, sentenció.
"Esta es una decisión que Biden tendrá que tomar. Tiene que entender que su decisión no sólo impacta quién va a servir en la Casa Blanca los próximos cuatro años, sino también quién va a servir en el Senado, en la Cámara (de Representantes), y tendrá implicaciones en las próximas décadas", coincidió el legislador demócrata Mike Quigley.
El coro de críticos ha crecido en reuniones a puertas cerradas de miembros del Partido Demócrata, aunque en su reunión de este martes declararon estar "unidos".
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Biden, fuera de la realidad
En opinión de David Axelrod, el ex estratega político de Obama, el presidente Biden perdió contacto con la realidad.
Una nueva encuesta de la cadena CNN mostró que sólo 37 por ciento de los simpatizantes de Biden, está convencido de que es la mejor opción, mientras que 63 por ciento votaría por él pero para emitir un voto de castigo contra Trump.
Aunque Biden sigue rezagado en la intención de voto, su campaña lanzó una estrategia de control de daños para mostrar que recaudaron 27 millones de dólares después del debate, para un total de 127 millones en junio y divulgó un sondeo donde ninguno de de los posibles relevos tienen mejores posibilidades de derrotar a Trump.
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Para la politóloga de la Institución Brookings, Elaine Kamarck, Biden y su campaña tienen todavía varias semanas para tomar una decisión antes de la Convención Demócrata sin provocar una fractura al interior de las filas demócratas
“Si sucediera justo en la Convención, sería realmente bastante caótico”, señaló. En su opinión, el mejor escenario es que Biden abandone la carrera una semana antes de la convención para dar oportunidad de que el público y los delegados conozcan a los posibles relevos.
Bajo ese escenario, la politóloga indicó que Biden liberaría a sus 4 mil delegados antes de la convención y estos podrían votar por el candidato o la candidata de su preferencia a fin de que los demócratas cuenten con un aspirante presidencial de unidad nacional en lugar de una convención caótica y disputada.
aag