Los californianos intentaban capear el viernes las condiciones extremas de un clima cambiante, en el que una ola de calor que ha contribuido a azuzar los incendios forestales tenía al estado al borde de sufrir apagones por décimo día consecutivo, mientras que una tormenta tropical se hacía sentir en la costa y traía consigo la promesa de temperaturas más frescas, pero también posibles inundaciones.
El cambio brusco de las temperaturas ha sorprendido incluso a los aficionados a la meteorología.
“Esta es tal vez la semana más inusual y extrema en cuanto a clima en California en bastante tiempo, y eso es decir mucho. Uff”, escribió Daniel Swain, científico del clima de la Universidad de California en Los Ángeles, en su blog sobre el clima del oeste.
Si bien las lluvias podrían ser bienvenidas en este estado azotado por la sequía y traerán consigo un alivio con temperaturas más normales, se prevé que los chubascos y las olas de calor más brutales se conviertan en elementos habituales a medida que el cambio climático calienta el planeta y los desastres relacionados con el clima se vuelven más extremos.
“Veremos cómo estas olas de calor siguen tornándose cada vez más calurosas, más y más largas, y acompañadas de más incendios forestales”, dijo Jonathan Overpeck, decano de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Michigan. “Las probabilidades de que se produzcan precipitaciones realmente intensas están aumentando. Y por eso nos preocupan las inundaciones vinculadas a los restos de este huracán”.
California es tan sólo la víctima más reciente de un año de olas de calor que comenzaron en Pakistán e India esta primavera y se extendieron por partes del hemisferio norte, incluyendo China, Europa y otras zonas de Estados Unidos.
El cambio climático también ha exacerbado las sequías, ha secado los ríos, ha intensificado los incendios forestales y ha provocado inundaciones masivas en todo el mundo, pues la humedad que se evapora de la tierra y el agua es retenida en la atmósfera y luego regresa en forma de lluvias intensas.
Los científicos son reticentes a atribuir al calentamiento global cualquier fenómeno meteorológico concreto, como el huracán Kay, que ahora se ha degradado a tormenta tropical y sus efectos ya se están sintiendo en California. Pero dicen que las olas de calor son exactamente el tipo de cambio que se volverá más común.
La así llamada cúpula de calor que asó a California se quedó inmóvil encima del estado debido a una región excepcional de alta presión sobre Groenlandia, que en esencia creó un embotellamiento meteorológico, dijo Paul Ullrich, profesor de modelado climático regional en la Universidad de California, campus Davis. Eso impidió que el sistema de alta presión que empujaba aire caliente sobre California se desplazara a otra parte.
Las temperaturas en Sacramento alcanzaron un máximo histórico de 46,7° Celsius el martes. Numerosas localidades registraron máximos históricos en septiembre y muchas otras establecieron marcas máximas diarias.
El calor que coloreó de rojo intenso los mapas meteorológicos durante más de una semana en California es sólo un adelanto de lo que se avecina.
Sacramento, la capital del estado, tiene unos 10 días de “calor extremo” al año y esa cifra se duplicará de nuevo para mediados de siglo. Durante la década de 1970, la ciudad tenía cinco, dijo Ullrich.
“Esa va a ser la historia de gran parte del Central Valley y de gran parte del sur de California”, pronosticó Ullrich. “Esta clase de crecimiento exponencial en el número de días de calor extremo. Si los juntas todos, acabarás teniendo olas de calor como las que hemos vivido”.
Durante nueve días hasta el jueves, la enorme red eléctrica que incluye plantas de energía, parques solares y una red de líneas de transmisión se vio sometida a una demanda récord provocada por el uso del aire acondicionado, presión que puede derivar en apagones.
ledz