Hasta ahora, los aspirantes demócratas a suceder en la Casa Blanca a Donald Trump se han mostrado reticentes a tirarse golpes fuertes, pero eso puede cambiar estos días.
El líder de las encuestas, Joe Biden, no ha sido cuestionado severamente por sus contrincantes. Y los puntos débiles de algunos de sus principales rivales, como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, han sido pasados por alto. Pero la dinámica cambiará en los primeros debates de las primarias, a llevarse a cabo mañana y el jueves en Miami. Y comenzarán a salir a la luz las estrategias de cada uno. El gran interrogante es si empezarán a criticarse entre ellos o se enfocarán en Trump.
El presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez, negó que haya tensiones entre dos sectores bien definidos. Uno exige acciones osadas en el terreno de la salud y el cambio climático, y postula un juicio político a Trump, mientras que el otro prefiere una actitud progresiva y pragmática, que trata de lograr los mismos objetivos a partir de una colaboración con los republicanos.
“Tenemos unidad de valores”, dijo Pérez en una entrevista, acotando que todos los demócratas que aspiran a la presidencia están a favor de un seguro médico único, de combatir el cambio climático y de los derechos civiles.
En privado, los candidatos demócratas más conocidos admiten que los cuestionamientos severos pueden terminar perjudicándolos.
“Nos vamos a enfocar en los grandes temas”, sostuvo Pérez. “No vamos a terminar hablando del tamaño de la mano”, agregó aludiendo a la referencia que hicieron algunos rivales de Trump al pequeño tamaño de sus manos y por relación, al de su pene.
Algo que preocupa a dirigentes, donantes y estrategas es que las peleas entre ellos pueden terminar beneficiando a Trump.
Los candidatos menos conocidos, no obstante, no pueden darse el lujo de ser cautelosos. Por primera vez tendrán la oportunidad de dar a conocer sus puntos de vista ante un gran público.
“Ofrezco soluciones reales mientras que mucha gente en esta contienda hace promesas imposibles” de cumplir, afirma John Delaney, que lleva haciendo campaña un año sin tener mucho éxito.
Aliados de los candidatos más liberales temen que figuras como Delaney les hagan el juego a los republicanos al cuestionar sus propuestas en el campo de la salud. Delaney se opone al seguro único que apoya la mayoría.
Otro candidato moderado, John Hickenlooper, podría repetir la consigna republicana de cuestionar el coqueteo de muchos demócratas con el socialismo.
Biden es el gran favorito y se espera que le cuestionen sus posturas sobre aborto, comercio, recaudación de fondos para campañas electorales y su predisposición a negociar con los republicanos, incluidos segregacionistas. El tema podría costarle muchos votos de la comunidad negra a quien fuera vicepresidente de Barack Obama. “La dinámica es muy sencilla: 19 contra uno”, comentó la asesora de Biden, Anita Dunn.
En cada debate habrá diez candidatos y Dunn dijo que se parecerán más a “una conferencia de prensa conjunta de diez personas” que a un debate presidencial.
“La gente tal vez se obsesione con qué candidato ataca a qué candidato, pero los votantes de las primarias se identificarán con el candidato que mejor cuestione a Trump”, afirma el estratega demócrata Jesse Ferguson.
“Lo que importa tal vez no sean los golpes que se dan entre ellos, sino los que tiran con las elecciones generales en mente”.
Por Irán, Trump se enfrenta a PelosiDonald Trump afirmó ayer que no necesita la previa autorización del Congreso para lanzar un ataque contra Irán. “Legalmente no tengo por qué hacerlo”, aseguró.
Trump respondió así a la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, que la semana pasada le recordó que no podía lanzar un ataque contra Irán sin la aprobación del Congreso, algo que no tiene. “No estoy de acuerdo. Mucha gente parece no estar de acuerdo”, reviró el republicano.