Eran bebés tras el ataque del 11-S; hoy son las víctimas de ataque en el aeropuerto de Kabul

Muchos de los 13 soldados de las tropas estadunidenses que murieron tras el ataque suicida en el aeropuerto de Kabul en Afganistán, eran recién nacidos cuando sucedió el ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York.

Estados Unidos controla el aeropuerto de Kabul tras el ascenso de los talianes. (AFP)
Ciudad de México /

Rylee McCollum apenas había nacido cuando sucedió el ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York y al Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Veinte años años tarde, aterrizó en Afganistán con su unidad de la Infantería de la Marina estadunidense.

Su padre, Jim McCollum, no había podido hablar con su hijo, pero el ver que estaba conectado significaba que para él que estaba bien... eso hasta antes del ataque suicida contra las fueras estadunidenses en el aeropuerto de Kabul el jueves durante la tarde.

El joven de 20 años fue una de las 13 víctimas del ataque contra las tropas norteamericanas, en el que Estados Unidos acusó a la fracción del Estado Islámico en Afganistán. Rylee McCollum estaba en su primer despliegue en el extranjerose había casado recientemente y estaba a punto de convertirse en papá.

El ataque, que también dejó a más de 170 afganos civiles muertos, se llevó la vida de Rylee. Su muerte fue confirmada por su padre y por el gobernador de Wyoming, Mark Gordon. Jim McCollum dijo que su hijo quería convertirse en un infante de marina, ya que había sido su sueño desde que tenía 3 años.

Aunque el Departamento de Defensa de Estados Unidos no ha publicado un informe especial de las víctimas del ataque, aunque ya anunció que atacaron a un objetivo del Estado Islámico. Los familiares y amigos de los soldados muertos en el Aeropuerto de Kabul comenzaron a publicar sus nombres en sus redes sociales. 

Rylee había nacido en febrero de 2001, era un bebé cuando ocurrió el mayor ataque terrorista contra Estados Unidos. Otros que habían muerto la tarde del jueves en Kabul también eran jóvenes que ni siquiera habían nacido después el choque de los aviones frente al World Trade Center en Nueva York.

La unidad de infantería en la que estaba Rylee McCollum se había desplegado desde Jordania hasta Afganistán, esto para fungir como refuerzos en la evacuación de las tropas estadunidenses, sus ciudadanos y algunos afganos tras el ascenso de los talibanes y la toma de Kabul frente al gobierno de Ashraf Ghani, de acuerdo con su padre, entrevistado por el Times.

Dijo que su hijo estaba vigilando un puesto de control en el aeropuerto de Kabul cuando se registró la explosión, en la que atravesó la puerta principal del aeropuerto. “Era un alma hermosa”, dijo Jim McCollum desde su casa en Wyoming.

Rylee amaba las montañas de Wyoming en las que creció, pero su vocación siempre estuvo en ser miembro de las fuerzas de armadas de Estados Unidos. Él sólo esperaba cumplir los 18 años para alistarse a las tropas. "Quería llegar allí lo más rápido que pudiera", dijo Jim McCollum.

El soldado Rylee McCollum en servicio como parte de las tropas estadunidenses. (Especial)

Añadió que su hijo se consideraba "profundamente patriota" y era un fanático de los desfiles del 4 de julio, del día de la Independencia de Estados Unidos, y del Día de los Caídos (30 de mayo). Añadió que era un luchador exitoso, pero que defendía a las personas que sufrían bullying en la escuela.

"Es el niño más patriota que puedes encontrar", dijo su padre, que “Amaba a Estados Unidos, amaba a los militares. Duros como clavos, pero con un corazón de oro". 

Regi Stone, un pastor cuyo hijo, Eli, era uno de los mejores amigos de Rylee, lo describió como gran y fervoroso devoto. Añadió que apoyó a su hijo muchas situaciones. "No se echaría atrás ante nada", añadió.

Su padre temía que su hijo fuese una de las víctimas del ataque, ya que no lograba contestar los mensajes y dejó de aparecer como "conectado". Los temores de su padre se confirmaron a las 3:30 de la mañana del viernes cuando dos marines llamaron a la puerta de la casa para dar la noticia.

Su padre dijo que era desgarrador ver cómo se desarrollaba el caos en Afganistán después de tantos años de ocupación militar estadunidense y tantas muertes.

Me mata y me duele que pasamos 20 años allí, y todas las vidas que se perdieron allí, incluida la de mi hijo. Y volvemos al punto de partida", dijo, pero añadió que lo que llega a consolarlo es que su hijo ayudó a la gente haciendo el bien. “No podría estar más orgulloso de él”, dijo su padre. "Es un héroe".

La muerte de Rylee no fue la única. Esa noche, otras familias de los marines que estuvieron en la explosión también recibieron la noticia de que sus hijos habían muerto en el ataque.

Maxton Soviak, quien creció jugando futbol americano en una pequeña comunidad al norte de Ohio, fue otra de las víctimas. Su hermana, Marilyn, aseguró que su muerte dejó un "agujero del tamaño de Maxton" en la vida de las personas que lo amaban.

Maxton se había desempeñado como médico de la Marina estadunidense antes del ataque. Hasta hace unos cuatro años se había graduado del bachillerato, donde era un habitual jugador de americano y hasta había llevado a su equipo escolar a unos playoffs regionales. 

“Todo el mundo miraba a Maxton en situaciones difíciles”, dijo Jim Hall, su entrenador de fútbol de la escuela secundaria, quien lo describió como un amigo profundamente leal. “Estaba enérgico. Llevaba sus emociones en la manga. Era un niño apasionado. No se guardó nada ".

En sus redes sociales, Maxton solía mostrarse como un joven que buscaba "comerse al mundo", en el que aparecía buceando por un precipicio rocoso, escalando rocas y caminando sobre el Gran Cañón. En una de sus publicaciones decía que "Si el mundo llegara a su fin, no quiero cerrar los ojos sin sentir que vivo".

En esa tarde también fueron asesinados tras la explosión Hunter López, de 22 años, quien era un infante de marina e hijo de dos oficiales del Departamento del Sherriff del condado de Riverside (en la periferia de Los Ángeles), California, y Kareem Nikoui, un joven campeón de artes marciales, según sus cuentas de redes sociales.

La madre de Kareem, Shana Chappell, colocó en sus redes sociales una foto con la amplia sonrisa de su hijo, sosteniendo su rifle entre la multitud de civiles afganos que buscaban ingresar al aeropuerto de Kabul, misma que había sido tomada el domingo 22 de agosto. 

"Esta es la última foto que mi hijo me envió de sí mismo. Fue tomada el domingo. Sé que todavía estoy en estado de shock en este momento. ¡Sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo mientras gritaba que no podía ser verdad! Ninguna madre, ningún padre debería tener que saber que su hijo se ha ido", escribió en la publicación.

dmr

  • Milenio Digital
  • digital@milenio.com
  • Noticias, análisis, opinión, cultura, deportes y entretenimiento en México y el mundo.

LAS MÁS VISTAS