“Soy Eric Greitens, de los Navy Seals (unidad de élite de la Marina de Estados Unidos) y vamos de cacería de RINO”, dice el hombre en el anuncio para TV, mirando directamente a cámara mientras corta cartucho con una escopeta de alto calibre.
Pero ni los cuatro tipos que lo acompañan van vestidos como quien va de safari, sino con uniformes militares de camuflaje, armas automáticas y cascos con instrumental de alta tecnología; ni el escenario es una selva africana, sino una casa cuya puerta derriban y a la que entran precedidos por la explosión de las granadas que arrojaron.
“Únete al equipo MAGA”, invita Greitens, haciendo referencia al lema de Donald Trump, Make America Great Again (hagamos a Estados Unidos grande otra vez), “obtén un permiso para cazar RINO, no hay límite de cantidad y no expira hasta que salvemos nuestro país”.
Obviamente, lo que pide Greitens, el ex gobernador del estado de Misuri que ahora está en campaña para ser senador, no es eliminar rinocerontes, sino RINO… que no son soldados de países enemigos, ni siquiera sus rivales demócratas. Quiere ir tras compañeros de su propio partido, a los que llama Republicans In Name Only (RINO, republicanos sólo de nombre), y llama a quienes vean su anuncio televisivo a tomar el asunto en sus manos.
A cuatro meses de las elecciones en Estados Unidos para renovar la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 36 gobernadores, arrecian los anuncios de televisión y redes sociales donde candidatos republicanos piden el voto portando o disparando armas de grueso calibre.
Pese a la seriede matanzas en escuelas, centros comerciales y eventos públicos, cometidas por hombres que compraron armas sin control alguno; y aunque unos 800 de sus camaradas están bajo juicio acusados de intentar un golpe de Estado en enero de 2021, los trumpistas no han moderado el discurso para reducir las tensiones y la agresividad. Al revés: están elevando el tono a niveles jamás antes vistos.
Bebés, fronteras y balas
De acuerdo con una investigación del New York Times, de enero a mayo de este año, el combate a las agresiones armadas sólo ha figurado en una veintena de anuncios de televisión demócratas. En cambio, los republicanos han difundido más de 100 comerciales en los que la promoción de las armas es un punto central.
A lo largo de cuatro ciclos electorales, de 2012 a 2018, el uso de armas como referencia en promocionales de campaña subió del 1 por ciento al 8 por ciento del total, de acuerdo con una investigación de Colleen L. Barry y Sachini Bandara publicada en la revista académica Health Affairs, en febrero de 2020.
Al mismo tiempo, los fabricantes estadunidenses aumentaron su producción de 5.4 millones de armas en 2010 a 11.1 millones en 2020. Las razones para poseerlas también cambiaron entre 2005 y 2021, con un decrecimiento en quienes las tienen por deporte (del 70 por ciento al 11 por ciento) y cacería (del 58 por ciento al 40 por ciento) y un aumento en defensa propia, que se convirtió en el motivo principal (del 68 por ciento al 88 por ciento).
Después de que un pistolero mató a 19 niños y dos maestros en una escuela primaria de Uvalde, Texas, en mayo, la indignación nacional obligó a legisladores republicanos a pactar con demócratas para introducir algunos controles a la venta de armas. La medida fue considerada menor pero relevante porque fue la primera vez en que se produjo un acuerdo bipartidista en este tema.
No es para crearse grandes expectativas, sobre todo al tomar en cuenta que Greitens sólo es uno entre muchos republicanos que creen que lo que los electores quieren es más rifles, más balas, y de mayor calibre. En este periodo de elecciones primarias, en las que los militantes eligen a sus candidatos, los medios han detectado que en casi todos los distritos hay aspirantes que se proponen como campeones de la defensa de las armas.
En Ohio, el veterano de la fuerza aérea J.R. Majewski difundió un anuncio en el que aparece con un rifle, declara que “estoy dispuesto a hacer lo que sea para devolverle a este país su vieja gloria”, y aprieta el gatillo.
En Pensilvania, David McCormick, un ex ejecutivo financiero, dispara un arma automática al comprometerse a “proteger la Segunda Enmienda (de la Constitución, que legaliza la posesión de armas) porque es lo que garantiza todo lo demás” de la carta magna.
Dean Heller, un ex senador que ahora quiere gobernar Nevada, presume las habilidades de tiro de las mujeres de su familia y advierte que la Segunda Enmienda se trata tanto de la cacería como de “saber si algún criminal viene tras mis hijas”, y entonces interviene una adolescente que sostiene una pistola en la mano: “eso será lo último que (el criminal) haga”.
O en Arkansas, un veterano del Ejército y ex jugador de futbol americano, Jake Bequette, aparece apuntando con un rifle de asalto y señalando el BBB de los “valores que adoramos”: “bebés, fronteras (borders en inglés), balas”. “¡Qué irónico!”, señaló en Twitter el usuario @EricLeo108, porque por culpa de los republicanos “Estados Unidos está disparando balas a los bebés en escuelas dentro de nuestras fronteras”.
Mientras estos anuncios saturan las redes, el 24 de mayo, cuando la demócrata Lucy McBath, de Georgia, cuyo hijo adolescente negro fue asesinado por un blanco en 2021, ganó la elección primaria y fue nominada candidata a la Cámara de Representantes, declaró sobre las masacres: “No podemos seguir siendo el único país del mundo donde permitimos que esto pase otra vez y otra vez y otra vez”.
ledz