Enfermeros y médicos de Nueva York han salido de los hospitales a las calles para denunciar la segregación racial en el sistema de salud pública y aplaudir a los manifestantes en las mayores protestas por los derechos civiles en Estados Unidos desde los años 60.
Los trabajadores del sector salud, considerados héroes por su lucha contra el coronavirus y aplaudidos a diario desde hace casi tres meses, salieron del hospital público Bellevue en Manhattan y de otros hospitales, dejando brevemente sus puestos de trabajo este jueves para denunciar el racismo endémico en Estados Unidos, que se traslada a su espacio de trabajo.
Con carteles en los que se leía "Salud para todos" o "El racismo mata a mis pacientes", más de 100 trabajadores médicos de Bellevue gritaron consignas y se arrodillaron en silencio durante 8 minutos y 45 segundos, el tiempo que George Floyd, un hombre negro, tuvo la rodilla de un policía blanco apretándole el cuello hasta morir asfixiado hace 10 días, en Minneapolis.
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"Juramos servir a todas las comunidades, juramos proteger la salud pública, y ahora el uso excesivo de fuerza y la brutalidad policial son una emergencia de salud pública", dijo a la AFP una de las organizadoras de las protestas de este jueves en seis hospitales neoyorquinos, la doctora Kamini Doobay, de origen indio, que trabaja en la emergencia de Bellevue.
El virus del racismo
"Soy una profesional de la salud que lucha actualmente contra la covid-19, pero también sigo luchando contra el virus del racismo", reflexionó la enfermera negra Billy Jean.
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"Cada día vemos los efectos del racismo cuando atendemos a pacientes. Vemos pacientes de color que mueren de manera desproporcionada de enfermedades crónicas, porque no tienen un seguimiento apropiado, y por supuesto vemos la violencia cotidiana que afecta a estas comunidades, hombres negros que llegan heridos de bala, y los efectos de la brutalidad policial en nuestros pacientes", dijo a la AFP la doctora Damilola Idowu, de 28 años.
En el caso del coronavirus, un 22.9 por ciento de los muertos son del grupo étnico afroamericano, aunque los negros son un 13.4 por ciento de la población, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Médicos y enfermos denunciaron la existencia de una salud pública segregada en el país, donde no hay cobertura universal de salud.
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También aseguran que delegar en la policía la misión de hacer frente a problemas como el consumo de drogas y alcohol, la falta de vivienda, la crisis de salud mental y la violencia doméstica ha exacerbado los problemas de salud pública en la comunidad negra.
Doobay denunció a los hospitales que aceptan fondos federales y públicos y luego niegan atención a pacientes sin seguro médico o con seguros muy limitados (como el seguro público Medicaid), en un apasionado discurso aplaudido enormemente por sus colegas.
"¡Esos son saqueos!", dijo. "Ese es un crimen que perpetúa estas desigualdades. Precisamos denunciar la salud pública segregada en la ciudad de Nueva York para poder arreglar esto".
Los nuevos héroes
Al escuchar a miles de manifestantes que se aproximaban por la Quinta Avenida, decenas de médicos y enfermeras del Hospital Mt. Sinai West salieron el martes a la calle a aplaudirles, así como los neoyorquinos aplauden cada día a las 19 horas al personal médico en el frente de la lucha contra el coronavirus.
"¡Gracias! ¡Los amamos!", gritaban los manifestantes, que se detuvieron a sacarse fotos y filmarse junto a médicos y enfermeros.
"Los manifestantes que están denunciando estos problemas, que ponen su vida en riesgo, que arriesgan ser arrestados y sufrir la violencia policial, ellos son los héroes ahora", dijo a la AFP la doctora Idowu.
En todo el país, protestas espontáneas similares han tenido lugar frente a otros hospitales, como en Texas Medical Center en Houston o en el Howard University Hospital en Washington, D.C.
Una estudiante de medicina, que el martes salió de un hospital de Manhattan con ropa quirúrgica verde y tapabocas para unirse a una manifestación, dijo a la AFP que siente la necesidad de protestar "porque el racismo institucionalizado en esta nación ha durado demasiado tiempo".
"Es nuestra responsabilidad unirnos a los manifestantes y decir 'Estamos aquí con ustedes para generar un cambio'", indicó Sigal, de 26 años, que no quiso dar su apellido.
tm