Sorteando un rebrote de la pandemia del nuevo coronavirus y trabajando a toda velocidad en vacunas propias, Cuba dispuso este jueves un toque de queda nocturno en la capital.
Las autoridades del Consejo de Defensa Provincia de La Habana decretaron que a partir del viernes en el horario de entre las 21:00 y las 05:00 horas habrá restricción total de movimiento para personas y vehículos.
“La medida estará vigente hasta que la situación epidemiológica sea favorable”, indicaron medios oficiales que dieron cuenta de la reunión del organismo para enfrentar una crisis por el aumento de contagios de covid-19.
También se incrementaron los mecanismos de controles para ingresar a la capital y se recordó a la población que se imponen multas de un equivalente de hasta 80 dólares para indisciplinas como reuniones, falta del uso de cubrebocas y para los padres que permitan a sus hijos permanecer en la vía pública. Un toque de queda similar se impuso el año pasado durante algunas semanas.
Las medidas se sumaron a las anunciadas previamente imponiendo a partir del 6 de febrero el aislamiento institucional obligatorio -gratuito para los nacionales y en hoteles que deben pagar en caso de ser extranjeros- para viajeros que arriben a la isla hasta contar con dos pruebas negativas y una reducción de los permisos para vuelos procedentes de países con altas cifras contagios como Estados Unidos, México y Panamá.
Luego de haber sorteado el 2020 con relativo control de la pandemia, Cuba reabrió sus aeropuertos a mediados de noviembre y relajó sus medidas --permitiendo que las personas realizaran las cuarentenas en sus hogares--, lo que motivó un dramático pico en el mes de enero.
El director de Epidemiología, Francisco Durán, indicó este jueves que desde marzo, cuando llegó la pandemia a la isla, se han reportado 30 mil 354 pacientes positivos y de ellos 225 fallecidos. Se encuentran ingresadas en instituciones unas 13 mil 502 personas y de ellos 5 mil 600 casos activos confirmados y cursando la enfermedad. En diciembre se detectaron 3 mil 675, mientras en enero fueron más de 14 mil.
Aunque La Habana, la capital con sus dos millones de habitantes, es el lugar de mayor afectación, el virus se encuentra en todo el país, incluyendo lugares donde en 2020 trascurrieron más de 100 días sin reportar contagios gracias a una política de paralización de la vida social y pruebas casa por casa.
Aunque en noviembre regresaron las clases presenciales, el transporte público y algunas actividades, en este momento las escuelas volvieron a cerrar, así como sitios de esparcimiento, bares y restaurantes.
Cuba es uno de los pocos países subdesarrollados que trabaja en candidatos vacunales propios. De los cuatro que tiene, el más adelantado es Soberana 02, creado por el Instituto Finlay.
“Deseamos que el país siga rigurosamente todas las fases de los ensayos 1, 2 y 3, y que el proceso sea revisado por la Agencia Nacional Reguladora (local)”, dijo en declaraciones a AP José Moya, director de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) en la isla.
Moya y funcionarios de Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) -la entidad reguladora-, así como científicos de centro de investigación -incluyendo el Finlay- se reunieron el viernes de la semana pasada para una sesión técnica.
Una vez que superen las etapas clínicas, la OMS podría contar con la vacuna cubana -presumiblemente la más avanzada, Soberana 02-, dijo Moya y “pasar a ser parte del grupo de vacunas que se oferten a través del Fondo Rotatorio”, un mecanismo que desde hace cuatro décadas permite gestionar antígenos e insumos los países de las Américas.
Cuba, que ya trabaja en una segunda parte de la Fase II de Soberana 02 sin que se reporten contratiempos, estaría en condiciones producir unos 100 millones de dosis en 2021.
JLMR