El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sostuvo conversaciones intensas con facciones adversarias del Partido Demócrata, en un intento por salvar su agenda —entre ellos el Plan de Infraestructura y el Plan de Gasto Social— en el Congreso antes de que se le acabe el tiempo.
Después de semanas de estancamiento entre el ala izquierdista y la más conservadora del partido, alrededor del costo y el alcance de sus planes para expandir la red de seguridad social, Biden ahora está acelerando el ritmo.
"Hoy ha pasado prácticamente, literalmente, cada minuto de su día reuniéndose con miembros del Congreso y creo que eso es un reflejo de la urgencia que siente", destacó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. "Nuestro esfuerzo es seguir progresando. Aquí nos estamos acercando a las etapas finales. Estamos trabajando para llegar a un acuerdo".
El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, se mostró optimista tras un almuerzo con colegas demócratas y dijo que hay un "acuerdo universal" de llegar a un pacto y que eso debe ocurrir "esta semana".
Biden se reunió primero con dos senadores demócratas clave, Joe Manchin y Kyrsten Sinema, cuya oposición al monto de 3.5 billones de dólares en su proyecto de ley de gasto social equivale a un veto, debido a que los demócratas necesitan unanimidad para aprobar cualquier iniciativa en un Senado dividido en partes iguales.
También se encontró con grupos de legisladores demócratas moderados y de izquierda en dos reuniones separadas. El miércoles dará un discurso para promover sus planes en Scranton, la ciudad obrera de Pensilvania donde pasó parte de su infancia.
Manchin ha dicho que solo aceptará 1.5 billones de dólares para el proyecto de ley de gasto social, que según Biden abordará las desigualdades fundamentales a través de la expansión de la educación y el cuidado infantil gratuitos.
Preocupada por el destino de ese proyecto de ley, una poderosa facción de izquierda en la Cámara de Representantes ha respondido bloqueando la aprobación de un proyecto de ley separado por 1.2 billones de dólares para mejorar la infraestructura estadunidense, un deseo de la mayoría de los demócratas y también de un número significativo de republicanos.
Si bien las dos partes todavía están públicamente en desacuerdo, amenazando con arruinar la mayor parte de la agenda interna de Biden, Psaki se mostró optimista.
"Nuestro objetivo es progresar y, basándonos en las reuniones de la mañana y nuestras expectativas de las reuniones de la tarde, esperamos suceda exactamente eso", expresó. "Hemos tenido meses para considerar, debatir, litigar", recordó. "Pronto llegará el momento de avanzar y cumplirle al pueblo estadunidense".
dmr