Un vecindario de Los Ángeles junto al complejo portuario de mayor actividad en Estados Unidos padece un embotellamiento de tránsito permanente, en el que camiones con contenedores están varados día y noche mientras los trabajadores intentan descargar un número sin precedentes de barcos que esperan para hacerlo.
Aproximadamente 40 por ciento de los contenedores que ingresan a Estados Unidos lo hacen por los puertos de Los Ángeles y Long Beach. El congestionamiento de barcos trastocó la cadena global de abastecimiento, y su magnitud es tal que la semana pasada el gobierno del presidente Joe Biden autorizó que el complejo funcione las 24 horas para descargar las mercancías más rápidamente a fin de que lleguen a los consumidores.
Desde entonces, los habitantes del vecindario de Wilmington, al norte del puerto, se han quejado de que los camiones de carga están varados en las calles a todas horas. Por su parte, las compañías de transporte, que se están quedando sin espacio para almacenar los contenedores descargados de los barcos, los están apilando afuera de almacenes abarrotados y en estacionamientos.
Esta semana, un contenedor se resbaló de un camión que daba una vuelta en una calle angosta y aplastó un vehículo estacionado. Nadie resultó herido, pero las autoridades locales dicen que con tantos camiones apiñados en una zona tan reducida era un accidente que se iba a producir tarde o temprano.
El lunes, el número de barcos que aguardaban ingresar en los puertos alcanzó el número récord de 100.
evr