Seguidores y miembros de la agrupación armada iraquí Multitud Popular, integrada principalmente por chiíes, se retiraron de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, después de haberla asaltado el día anterior y haber provocado una escalada de la tensión entre Irak y su aliado norteamericano.
Una fuente del Ministerio de Interior iraquí aseguró que los manifestantes empezaron a abandonar las cercanías de la sede diplomática, después de que la Multitud Popular pidiera a sus acólitos que se retiraran "por respeto a la decisión del gobierno iraquí que así lo ordenó y para preservar el prestigio del Estado".
La fuente, que pidió el anonimato, agregó que los pocos manifestantes que quedan frente a la embajada están desmontando las tiendas de campaña que levantaron ayer, cuando amenazaron con permanecer en ese lugar de forma indefinida para protestar por los ataques que EU lanzó el domingo contra posiciones de las milicias en el oeste de Irak.
Crisis desactivada
De esta forma, la potente agrupación, que cuenta con el respaldo de Irán, ha decidido no seguir aumentando la presión y desactivar la crisis diplomática generada ayer cuando cientos de manifestantes consiguieron irrumpir en una parte del complejo de la Embajada estadounidense y quemar algunas de sus instalaciones, además de enfrentarse a los guardias de seguridad norteamericanos.
En el día de hoy no se produjeron nuevos incidentes, después de que las autoridades iraquíes llamaran a la calma y prometieran proteger las misiones diplomáticas y castigar a los culpables del asalto, que ha puesto a los dirigentes en evidencia frente a su principal socio occidental.
El presidente de la República, Barham Saleh, denunció anoche en un comunicado lo ocurrido y señaló que ese asalto fue "un duro golpe a los intereses del país y su reputación internacional como Estado soberano" y hace más daño a Irak "que a cualquier otra parte".
También reiteró las palabras del comandante de las Fuerzas Armadas y primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi Abdelmahdi, que prometió anteriormente que cualquier ataque a las embajadas y representaciones extranjeras será evitado y castigado de forma severa.
Sin embargo, el primer ministro dimisionario no se libró de una reprimenda por parte del presidente estadunidense, Donald Trump, que en una llamada telefónica anoche le recordó la "necesidad de proteger al personal e instalaciones estadounidenses en Irak".
Además, el secretario de Defensa, Mark Esper, anunció este martes el envío de "fuerzas adicionales" para apoyar al personal de la Embajada en la capital iraquí, que ayer tuvo que emplear métodos antidisturbios para repeler a los manifestantes que atacaron repetidamente la sede diplomática.
Trump aseguró que el asalto había sido orquestado por su archienemigo, Irán, que hoy negó las acusaciones e instó a la Casa Blanca a reconsiderar sus políticas destructivas en la región, además de advertir a Washington sobre las consecuencias de cualquier error de cálculo y reacciones imprudentes.
jamj