Las fuerzas de seguridad de la embajada de Estados Unidos en Bagdad lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a cientos de iraquíes pro iraníes que arrojaban piedras hacia la sede.
Los partidarios de una milicia chiíta iraquí intentaron acercarse de nuevo a la embajada, quemando banderas estadunidenses, pero los infantes de Marina que custodiaban el lugar dispararon gas lacrimógeno para dispersarlos.
Ayer, el presidente Donald Trump culpó a Irán por el ataque a la embajada y el secretario de Defensa, Mark Esper, anunció más tarde el despliegue inmediato de un batallón de infantería de unos 750 soldados de la 82 División Aerotransportada del Ejército en el Medio Oriente.
Los protestas contra la embajada se dan dos días después de que bombardeos estadunidenses mataron al menos a 25 combatientes de las Brigadas de Hezbolá, un grupo armado chiíta iraquí miembro de las Fuerzas de Movilización Popular, coalición de paramilitares dominada por facciones proiraníes.
El Pentágono informó que los bombardeos fueron en represalia a un ataque con cohetes de este grupo registrado el pasado viernes contra una base militar en Kirkuk, que mató a un contratista estadunidense y dejó a dos soldados heridos.
En tanto, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei negó estar detrás del intento de asalto a la sede diplomática, mientras que el portavoz de la Cancillería, Abas Musaví, dijo que las acusaciones de Estados Unidos contra Irán en ese sentido es un error de cálculo, según informó la agencia local iraní de noticias, Mehr.
jamj