Obama teme “descalabro” electoral el 8 de noviembre como en 2010

Proyecciones apuntan que los republicanos podrían arrebatarles a los demócratas el control de la Cámara de Representantes.

Los demócratas llegan a las elecciones con una mayoría de 220 escaños contra 212 republicanos en la Cámara Baja. | Especial
Diego Salcedo
Washington /

Con la memoria fresca por el “descalabro” electoral que sufrió durante las elecciones intermedias de 2010, cuando perdió 63 escaños ante los republicanos y estuvo a punto de convertirse en un figurín decorativo por el resto de su mandato, Barack Obama teme una repetición de la historia el 8 de noviembre si su partido no logra despojarse de la obsesión anti-Trump.

“(Los demócratas) gastamos enormes cantidades de tiempo, energía y recursos señalando la última locura que dijo (Donald Trump), o lo grosero o malo, que se comportaron algunos de estos candidatos republicanos (MAGA). 
"Probablemente eso no sea algo que, en la mente de la mayoría de los votantes, interese más que sus preocupaciones primordiales: ¿Puedo pagar el alquiler? ¿Cuáles son los precios de la gasolina?”, dijo en el podcast “Pod Save America”.

The Cook Political Report, la “biblia” de la política en Estados Unidos, coincide con un puñado de proyecciones como la del portal FiveThirthyEight y The New York Times en el sentido de qué la tendencia de voto y los precedentes históricos apuntan en este momento a que los republicanos podrían arrebatarles a los demócratas el control de la Cámara de Representantes.

Los demócratas llegan a las elecciones con una mayoría de 220 escaños contra 212 republicanos en la Cámara Baja, pero a escasas dos semanas de las elecciones, los republicanos tienen tres veces más probabilidades de ganarla que los demócratas y 13 de 21 carreras se movieron a favor de los republicanos.

The Cook Polítical Report coloca a 162 escaños en la columna Demócrata sólido, 26 más son Demócratas probables y 28 inclinados a Demócratas, para un total de 193 escaños en los que tienen una ventaja. 

Obama teme “descalabro” electoral el 8 de noviembre como en 2010. | Ilustración

 Pero los republicanos tienen 188 escaños y están en la categoría de sólido, 12 más son probables y 11 inclinados, con un total de 211 escaños en los que parecen tener la ventaja.

La aritmética política es clara: los republicanos llegarán con una ventaja sólida y la gran interrogante es el desenlace en 31 asientos donde existe un virtual empate estadístico. 

Para mantener la mínima mayoría posible, 218 escaños, los demócratas tienen que ganar 25 de los escaños en empate, mientras que los republicanos necesitan sólo siete.

Al probable descalabro demócrata se suma un precedente histórico, la abrumadora mayoría de los partidos que ocupan la Casa Blanca al momento de los comicios, pierden escaños en las elecciones intermedias. Ocurrió con Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama, y Donald Trump.

En el Senado, los demócratas controlan 48 asientos formales, tienen como aliados a dos independientes, Bernie Sanders y Angus King, cuyo asiento no está en juego, más el voto de la vicepresidente Kamala Harris. Los republicanos tienen 50 escaños.

Con 35 asientos en juego en noviembre, Cook estima que los demócratas tienen sólo ocho asientos sólidos, comparado con 14 republicanos, probable, comparado con tres republicanos. Por lo tanto el resultado dependerá del desenlace en cuatro estados empatados: Nevada, Georgia, Pensilvania y Wisconsin.

En el caso del Senado opera un factor a favor de los candidatos demócratas en los estados más competidos: todos tienen en este momento más dinero de campaña que sus rivales republicanos, lo que en elecciones competidas hace la gran diferencia en las últimas dos semanas previas a los comicios.

Todo parece indicar que el presidente Biden, cuya impopularidad lo ha convertido en un factor tóxico en los estados más competidos, donde no ha sido invitado a hacer campaña, acató el llamado de alerta de Obama y planea dedicar las últimas dos semanas a dar una vuelta al ruedo para recordarles a los votantes sus triunfos legislativos.

Para empezar protagonizó un evento público donde imploro a las petroleras trasladar sus ganancias a los consumidores, después se ufanó de los millones de empleos que crearán la ley de reducción inflacionaria y tiene planeados eventos similares. A partir de esta semana, Obama irá personalmente a hacer campaña en los estados más competidos.

Ante el sombrío panorama político para los demócratas, Biden fue cuestionado durante uno de sus eventos públicos sí estaba resignado a perder. Lejos de aceptar un descalabro anticipado, el Presidente cuestionó a las encuestas y predijo qué los vientos soplarán a su favor en los días finales antes de las elecciones.

“Ha sido de ida y vuelta, con ellos por delante, nosotros por delante, ellos por delante, de ida y vuelta. Las encuestas han estado por todos lados. Creo que vamos a ver un cambio más hacia nuestro lado en los últimos días”, confió Biden.

​JLMR

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