El juez progresista Stephen Breyer, uno de los nueve integrantes de la Corte Suprema de Estados Unidos , tiene previsto jubilarse cuando concluya en julio el actual curso judicial. Su jubilación daría al presidente Joe Biden la oportunidad de confirmar a un magistrado progresista para el Tribunal Supremo, donde los conservadores actualmente tienen mayoría.
La vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en un mensaje en Twitter que el gobierno no tiene información sobre los planes de Breyer, ya que fue anunciado por los medios. Aseguró que Biden, mantendrá su promesa de nominar a una jueza afroamericana por primera vez en la historia para el Tribunal Supremo del país.
"El presidente ha declarado y reiterado su compromiso de nominar a una mujer afroamericana para el Tribunal Supremo y ciertamente lo mantiene", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
Sin embargo, Psaki rechazó hacer cualquier comentario sobre la intención del juez Breyer de jubilarse, ya que la noticia, de la que han informado varios medios estadunidenses, no ha sido confirmada oficialmente por la máxima instancia judicial.
"Por ahora, no voy a poder hacer ningún comentario específico hasta que, por supuesto, el juez Breyer haga un anuncio si es que decide hacer un anuncio", afirmó Psaki.
Horas antes, Biden respondió de manera similar a preguntas de la prensa.
"No ha habido ningún anuncio del juez Breyer, lo dejaré que él haga el anuncio que quiera hacer, y estoy encantado de hablar sobre ello más tarde", zanjó el mandatario sin dar más detalles a los periodistas.
Una promesa que debe pasar por el visto bueno del Congreso
La jubilación del juez Breyer da a Biden, la oportunidad de nominar a una mujer afroamericana para la máxima instancia judicial, un caramelo para el mandatario con el que podría, no obstante, atragantarse.
La jueza o juez que nomine Biden, en cualquier caso, no cambiaría el equilibrio actual del Tribunal Supremo, que no ha sido tan conservador desde la década de 1930. Actualmente, seis de la ala derecha ocupan los puestos vitalicios del Tribunal Supremo frente a tres progresistas, incluido el propio Breyer.
El presidente prometió en la campaña electoral de 2020 que si tenía la oportunidad nominaría a la primera magistrada afroamericana para la máxima instancia judicial del país. Ahora ha llegado la ocasión, pero para aprovecharla Biden tendrá que unir a su partido, una tarea nada fácil que ni siquiera consiguió para aprobar en el Congreso su gran paquete de gasto social.
La aprobación de un nuevo juez para la Corte Suprema de Estados Unidos depende del Senado, donde los demócratas tienen mayoría pero no pueden permitirse perder ni un voto.
Por ahora, los demócratas se sienten confiados y están seguros de que tendrán el respaldo de sus 50 senadores, incluidos dos de sus miembros más conservadores: Joe Manchin, de Virginia Occidental, y Kyrsten Sinema, de Arizona, dijo una fuente del partido.
Una buena parte de la bancada demócrata del Congreso, especialmente sus miembros afroamericanos, ya está presionando a Biden en Twitter para que cumpla su promesa y permita que una afroamericana llegue por primera vez en la historia a la máxima instancia judicial.
La Casa Blanca aún no ha dado a conocer sus opciones, pero dos posibles candidatas son Leondra Kruger, actual jueza en el Tribunal Supremo de California, y Ketanji Brown Jackson, a quien ya consideró Barack Obama en 2016 para otra vacante en el Supremo y que trabajó como secretaria judicial para el propio Breyer.
¿Quién es Stephen Breyer, uno de los tres progresistas de la Corte Suprema?
Con 83 años, Breyer es el miembro de más edad del Tribunal Supremo, al que llegó en 1994 tras ser nominado por el entonces presidente demócrata Bill Clinton y, enseguida, se convirtió en una de las voces progresistas de la corte.
Curiosamente Biden, que era senador por Delaware, presidió el comité judicial del Senado cuando su nominación fue aprobada para posteriormente recibir el aval final del pleno.
Este aficionado a la filosofía es, sin duda, el más francófilo de los jueces estadunidenses. Habla con fluidez la lengua de Molière, salpica sus discursos con referencias a Proust o Stendhal. También le gusta citar a Cicerón ("En tiempos de guerra, las leyes callan") para recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial, 70 mil estadunidenses de origen japonés fueron llevados a campos de internamiento sin ningún motivo.
Breyer está casado con una psicóloga de la aristocracia británica, con la que tuvo tres hijos, y enseñó en Harvard hasta 1980. Luego permaneció en Nueva Inglaterra, designado por el presidente Jimmy Carter para la corte de Boston, que acabaría dirigiendo.
Después de una prestigiosa carrera académica que lo vio obtener diplomas en la Universidad de Stanford, la facultad británica de Oxford y la Facultad de Derecho de Harvard, Breyer comenzó su carrera en 1964 como asistente del juez de la Corte Suprema, Arthur Goldberg. Especialista temporal en la lucha contra los fideicomisos, también fue asesor del fiscal en el escándalo Watergate.
Breyer se caracteriza por ser un liberal pragmático, más moderado que otros jueces como Ruth Bader Ginsburg, y dispuesto a llegar a un consenso con los miembros más conservadores de la corte.
Desde hace meses, grupos progresistas como "Demand Justice" han estado reclamando su jubilación para que Biden pudiera nominar a un sustituto aprovechando que el Partido Demócrata aún domina el Senado.
El año pasado, "Demand Justice" llegó incluso a pasearse con un camión por las calles aledañas al Supremo con un gran cartel que rezaba: "Breyer jubílate. Es hora de que llegue una mujer negra el Tribunal Supremo".
El mayor miedo de los activistas era que Breyer se jubilase o muriese cuando el Senado tuviese otra mayoría, lo que puede ocurrir si los republicanos la recuperan en las elecciones de medio mandato de noviembre de este año.
Eso fue lo que ocurrió con Ruth Bader Ginsburg, la icono progresista que rechazó jubilarse cuando Barack Obama estaba en el poder, y que murió en 2020 con Donald Trump en la Casa Blanca. Ginsburg fue sustituida por su némesis, la conservadora Amy Coney Barrett.
Conocido por sus preguntas incisivas durante los argumentos orales, Breyer siempre defendió que la Constitución debe interpretarse dentro del contexto de cada época, lo que en algunas ocasiones le valió choques con jueces más conservadores como Antonin Scalia, fallecido en 2016.
Una de las sentencias más conocidas que escribió Breyer tiene que ver con el derecho al aborto. En 2016, el juez se encargó de escribir el fallo que tumbó una ley de Texas y que había servido para cerrar la mitad de las clínicas abortivas de ese estado.
En otra ocasión, en 2015, se desmarcó de la mayoría de los miembros del Tribunal Supremo y, en una nota aparte, consideró que la pena de muerte se había convertido en una condena tan arbitraria en Estados Unidos que probablemente era inconstitucional.
El ex presidente republicano nombró a tres magistrados conservadores para la corte, procesos controvertidos que Breyer siempre se ha abstenido de criticar públicamente.
En una entrevista con la agencia AFP en 2016, el jurista se negó a hacer el bosquejo compuesto del candidato ideal. "No puedo sugerirle al presidente a quién debe nombrar. No es mi trabajo (...) Sería como pedirle la receta del pollo a la reina... ¡al pollo!", bromeó.
dmr