Este sábado, cuatro días antes de la llegada al poder de Joe Biden, Estados Unidos ejecutó en Indiana a Dustin Higgs, el último preso del corredor de la muerte federal que recibió la inyección letal bajo el mandato del presidente Donald Trump.
Higgs fue el decimotercer preso ejecutado a nivel federal en un plazo de seis meses, desde que el gobierno de Trump reanudara en julio de 2020 las ejecuciones de los reos que estaban en el corredor de la muerte federal.
Dustin Higgs fue condenado por ordenar el asesinato de tres mujeres en el área de Washington D.C., en 1996 y hasta el momento de su muerte negó haber cometido los homicidios.
Según los abogados de Higgs, el hombre que disparó en ese suceso, Willis Haynes, eludió la pena de muerte y fue condenado en cambio a cadena perpetua.
Cabe destacar que Joe Biden prometió abolir la pena de muerte y dar incentivos a los estados para que dejen de buscar este tipo de sentencias.
Biden podría cumplir su promesa, pues actualmente el Departamento de Justicia ha pedido al Tribunal Supremo que restablezca la sentencia de muerte contra Dzhokhar Tsarnaev, uno de los autores del atentado del maratón de Boston de 2013.
De acuerdo con el Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC), veintidós de los 50 estados de Estados Unidos, ya han han abolido la pena de muerte en su territorio, mientras que otros 12 llevan más de diez años sin llevar a cabo una ejecución.
Asimismo, la organización señaló que las diez ejecuciones completadas a nivel federal durante el año pasado, convirtieron el 2020 como el año en el que más sentencias federales de pena de muerte se han llevado a cabo en 125 años.
mjsg