La justicia británica condenó a una mujer a cadena perpetua, revisable a los 12 años, por atacar con ácido sulfúrico a su amante, que la había dejado y que acabó poniendo fin a su vida por el dolor.
Berlinah Wallace, de 48 años, lanzó el líquido a Mark van Dongen, holandés de 29 años, cuando éste dormía en el departamento de ella en Bristol, en setiembre de 2015, y le dijo entre risas: "Si no puedo tenerte, nadie te tendrá".
La mujer fue hallada inocente del cargo de asesinato pero culpable de lanzar una sustancia corrosiva intencionalmente.
Van Dongen, ingeniero, acabó recurriendo a la eutanasia en 2017, en Bélgica, donde es legal. Para entonces, había pasado cuatro meses en coma, más de un año en el hospital, estaba paralizado de cuello para abajo, y había perdido un ojo y una pierna.
"Fue un acto de pura maldad", dijo la juez Nicola Davies al imponerle la pena.
"Su intención era quemar, desfigurar e incapacitar a Mark van Dongen para que no resultara atractivo a ninguna otra mujer", añadió.
El padre de la víctima, Kees van Dongen, hizo público un comunicado en el que explicó cómo su hijo le pidió que le permitiera poner fin a sus días.
"Me dijo, 'papá, estoy cansado de luchar, he sufrido mucho dolor y no puedo más. Por favor, déjame ir'", narró el padre, que pidió que la mujer recibiera "la pena que merece".
gcc