Otra vez Kiev. Otra vez Ucrania. Las noches se siente aún oscuras, interminables, a dos años del conflicto con Rusia. El costo humano ha sido altísimo.
Una clínica privada, edificios habitacionales y un hospital infantil—el centro de atención pediátrica más grande del país— fueron alcanzados por un ataque masivo con misiles rusos, la mañana del 9 de julio de 2024, contra varias ciudades del país eslavo. La ola expansiva lanzó por los aires escombros, vidrio y personal médico. El ataque obligó a movilizar y evacuar a una docena de pequeños pacientes que luchan contra el cáncer.
Tras el impacto, silencio y columnas de polvo y humo se extendieron por las zonas afectadas, y el miedo solo pudo sosegarse con los servicios de emergencia y los gritos de rescatistas y voluntarios que comenzaron a llegar por centenas. De inmediato las cadenas humanas se formaron para levantar escombros, a contrarreloj para localizar sobrevivientes. Este fue uno de los mayores ataques con misiles desde el inicio de la guerra a gran escala con Rusia. Un nuevo ataque y un saldo: 196 heridos y 44 decesos.
A pesar de las acusaciones por crímenes de guerra contra Rusia, su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, asegura que la ofensiva se realizó contra importantes objetivos militares. Las denuncias continúan y las hostilidades entre ambos países siguen cobrando vidas. Entre la población civil se percibe un ambiente de incertidumbre absoluta.
Esta es una videohistoria de Narciso Contreras para DOMINGA.
Narciso Contreras es fotoperiodista y documentalista mexicano, ganó el Premio Pulitzer por su cobertura de la guerra en Siria. Ha centrado su trabajo en el costo humanitario de los conflictos, la economía y las guerras.