Kurz, el aliado de la ultraderecha, presidirá a la UE

LA ALDEA

El premier austriaco, cercano a los extremistas, encabezará la Unión Europea en plena crisis de migrantes.

El jefe de Gobierno de la república austriaca tiene 31 años. (Eric Vidal/Reuters)
Agencia AFP y Sophie Makris
Viena /

“Estrella del rock” para algunos y “oportunista” para otros, el canciller austriaco Sebastian Kurz, cuyo país asume la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE), no deja a nadie indiferente.

Austria comenzará hoy su semestre al frente de la UE, en un momento en que los gobiernos europeos endurecen sus discursos sobre la acogida de los demandantes de asilo, un asunto que divide a los Estados miembros.

Una suerte para el dirigente conservador de 31 años, aliado a la extrema derecha austriaca (FPÖ) desde diciembre, que se jacta de ser uno de los artífices del cierre de la “ruta de los Balcanes” en 2016, cuando era ministro de Relaciones Exteriores, y ya anunció su intención de convertir la cuestión migratoria en la prioridad de su mandato al frente de los 28.

El líder del Partido Popular austriaco (ÖVP) logró su ascenso y selló su alianza con el FPÖ con la promesa de una política sin concesiones hacia los migrantes.

Kurz es partidario de la UE, siempre y cuando conceda más soberanía a los Estados miembros. Una visión que comparte con el FPÖ y los demás partidos ultraderechistas de Europa que abandonaron, en su mayoría, sus planes de salida del bloque.

“Ya sea como gestor de una crisis de refugiados, como encarnación de las esperanzas de la derecha o como buen estratega, la presidencia austriaca de la UE le ofrecerá al canciller la posibilidad de destacar”, escribe el diario centrista austriaco Kurier.

“La fuerza del gobierno consiste en presentar una imagen de armonía, gracias a un intenso marketing político”, especialmente en las redes sociales, analiza el politólogo Thomas Hofer.

Después de que las disputas políticas acabaran en las legislativas de octubre con la gran coalición entre socialdemócratas y conservadores que llevaba cerca de once años en el poder, el ÖVP y el FPÖ tienen por consigna no mostrar sus diferencias en público, explica Hofer.

En las primeras semanas del nuevo ejecutivo, la cancillería se abstuvo de intervenir en la polémica generada por una serie de revelaciones sobre la cultura neonazi arraigada en los círculos próximos al FPÖ.

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