Elevado a la categoría de icono de la izquierda internacional, el ex presidente de Brasil Luiz Inazio Lula da Silva inició este lunes en París una gira europea consagrada al combate contra la pobreza y los derechos humanos, que quiere aprovechar para denunciar el deterioro de ambos en su país.
Lula recibió la ciudadanía de honor de la capital francesa, una distinción que menos de 20 personas poseen y que le fue concedida mientras estaba prisionero en su país condenado por corrupción.
El expresidente aprovechó para defender su inocencia y criticar a las instituciones que le llevaron a prisión —donde cumplió año y medio de los ocho a los que fue condenado— “por la reacción de una oligarquía” que no acepta las políticas para lograr la igualdad que puso en marcha durante los años de gobierno del Partido de los Trabajadores, argumentó.
A lo largo de la jornada, Lula se entrevistó con diferentes figuras de la izquierda, almorzó con el ex presidente socialista François Hollande y se reunió con el connotado fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado.
Pero su mayor respaldo se lo reservó a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en plena campaña para buscar su reelección, junto a quien protagonizó un mitin político.
Ahí fue donde la figura de icono de la izquierda que representa Lula cobró una mayor dimensión.
La campaña de la alcaldesa quiso amortizar al máximo el símbolo que representa Lula, de quien Hidalgo destacó su combate por los derechos humanos y contra la pobreza.
En ambos casos, las voces de Hidalgo y del ex presidente confluyeron en denunciar el cambio de rumbo que ha sufrido Brasil desde la llegada al poder del ultraderechista y ex militar Jair Bolsonaro a finales del año pasado.