Papa destaca el ejemplo de la Virgen de Guadalupe en misa

Al inicio y al final de la ceremonia, el pontífice tuvo un gesto de saludo especial a una imagen réplica del Ayate del Tepeyac, que fue ubicada a un lado del altar mayor del templo. El rito fue animado por numerosos cantos en español.

El papa Francisco llega a su tradicional audiencia general de los miércoles en la sala Nervi, en el Vaticano. (EFE)
Agencia Notimex
Ciudad del Vaticano /

El papa Francisco celebró la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe con una misa en el Vaticano, durante la cual invocó el ejemplo de la Virgen contra la violencia, la mentira y la manipulación.

Un nutrido grupo de sacerdotes, obispos, religiosos y feligreses latinoamericanos se dieron cita este miércoles en la Basílica de San Pedro para participar de la celebración eucarística, que es ya una tradición.

Al inicio y al final de la ceremonia, el pontífice tuvo un gesto de saludo especial a una imagen réplica del Ayate del Tepeyac, que fue ubicada a un lado del altar mayor del templo. El rito fue animado por numerosos cantos en español

Durante el sermón, Jorge Mario Bergoglio se refirió a la “escuela de María”, un modo de ser cristiano que, dijo, no busca el “aplauso egoísta” o la “admiración mundana”, ni necesita humillar, maltratar, desprestigiar o burlarse de los otros para sentirse valioso o importante. 

Más adelante aseguró que la Virgen “sigue caminando todo el continente americano” con cada imagen o estampita, vela o medalla, rosario o Ave María de los feligreses. 

Ella entra en las casas, en las celdas de las cárceles, en las salas de hospital, en los asilos de ancianos, en las escuelas o en las clínicas de rehabilitación. En todas partes transmite el mismo mensaje: “¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?”, sostuvo Francisco. 

“¡Ella más que nadie sabía de cercanías! Es mujer que camina con delicadeza y ternura de madre, se hace hospedar en la vida familiar, desata uno que otro nudo de los tantos entuertos que logramos generar, y nos enseña a permanecer de pie en medio de las tormentas”, añadió. 

Precisó que la Virgen no ofrece “soluciones mágicas” o “respuestas instantáneas” a los problemas, ni “promesas fantásticas de un seudo progreso”, sino que enseña a estar de pie junto a tantas vidas que han perdido o a las cuales les han robado la esperanza

El Papa afirmó que la imagen de Guadalupe manifiesta la riqueza multicultural latinoamericana y gracias a ella se puede escuchar el corazón de los pueblos, que custodian valores como la solidaridad, el arte del buen vivir y la capacidad de ser felices

Por ella “llegamos a entender lo que es la América profunda (...) Brinda coraje” y saca del anonimato a quien no tiene voz, como el indio Juan Diego, a quien lo convirtió en protagonista de la historia de salvación, abundó. 

Consideró que la Virgen de Guadalupe muestra el “verdadero protagonismo”, que es dignificar a quien está caído y fustigar el protagonismo de la fuerza de la intimidación y del poder, del grito del más fuerte o del que pretende hacerse valer con base en la mentira y la manipulación. 

Para Francisco, a través de la Virgen, Dios protege a los creyentes para que no se les endurezca el corazón y puedan conocer constantemente la renovada y renovadora fuerza de la solidaridad, capaz de escuchar el latir de Dios en el corazón de los hombres y mujeres de los pueblos latinoamericanos

La Guadalupana no es solamente recordada como indígena, española, hispana o afroamericana. Simplemente es latinoamericana: Madre de una tierra fecunda y generosa en la que todos nos podemos encontrar desempeñando un papel protagónico en la construcción del templo santo de la familia de Dios”, aseveró. 

Hijo y hermano latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu madre”, ponderó. 

En la misa estuvo presente una nutrida delegación llegada desde el norteño estado de Tamaulipas para participar en las actividades con motivo de la “Navidad Mexicana en el Vaticano”, que fue encabezada por el gobierno de ese Estado, Francisco García Cabeza de Vaca. 

De ese grupo formaron parte los obispos de Nuevo Laredo, Enrique Sánchez Martínez, y de Matamoros, Eugenio Lira Rugarcía. 



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