El gobierno holandés se disculpó ayer por primera vez por la persecución a los judíos en los Países Bajos durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
“Ahora que los últimos sobrevivientes están aún con nosotros, presento mis disculpas en nombre del gobierno por la acción de las autoridades de la época”, afirmó el primer ministro Mark Rutte
El premier habló en Ámsterdam durante un homenaje a las víctimas de la Shoah (término hebreo para referirse al Holocausto).
Es la primera vez que el gobierno se disculpa por la persecución a los judíos en Holanda y su deportación masiva hacia los campos de exterminio.
De los 140 mil judíos que residían en el país, 102 mil fueron asesinados. “Hago esto consciente de que es imposible calificar algo tan grande y horrible como el Holocausto”, sentenció Rutte.
“Perdí todo durante”, dijo Zoni Weisz, un sobreviviente de 82 años, cuyos padres y hermanos murieron en los campos de exterminio.
“No debieron morir. Es importante que se haga una disculpa. Y la acepté. Lástima que tuvimos que esperar 75 años”, añadió Weisz, presente en la ceremonia.
El mensaje del primer ministro tiene lugar la víspera del 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi alemán de Auschwitz-Birkenau, donde murieron alrededor de un millón de judíos.
“Nuestras instituciones gubernamentales no actuaron como guardianes de la justicia y de la seguridad”, declaró Rutte, y añadió que “demasiados funcionarios ejecutaron las órdenes del ocupante” alemán.
“Las amargas consecuencias de la elaboración de listas (de judíos) y de las deportaciones no fueron suficientemente reconocidas”, añadió. “En general, fue muy poco. Muy poca protección. Muy poca ayuda. Muy poco reconocimiento”, agregó.
“Setenta y cinco años después de Auschwitz, el antisemitismo todavía está con nosotros. Es precisamente por eso que debemos reconocer completamente lo que sucedió en ese momento y hablar en voz alta”, insistió.
“Inadmisible”, la indiferencia: papa
El papa Francisco consideró ayer un “deber” el recuerdo del Holocausto, un día previo al 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau.
“Ante esta enorme tragedia, esta atrocidad, no es admisible la indiferencia”, consideró tras el rezo del Ángelus dominical desde la ventana del Palacio Apostólico, en la plaza de San Pedro.