Reino Unido abandona oficialmente la Unión Europea

Reino Unido abandonó el eurogrupo tras haber pertenecido por 48 años; el acuerdo con la Unión Europea logró que la salida fuese ordenada.

La Unión Europea y el reino Unido lograron un acuerdo comercial antes del Brexit. (AFP)
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Londres /

El Reino Unido salió oficialmente, una hora antes de la medianoche, de  la Unión Europea, poniendo fin a 48 años de agitada relación, para convertirse en un país "libre" que emprende un futuro en solitario repleto de desafíos.

"Cuando el sol salga mañana en 2021 (...) el Reino Unido será libre de hacer las cosas de manera diferente, y si es necesario mejor, que nuestros amigos de la Unión Europea (...) libre para hacer acuerdos comerciales en todo el mundo y libre para impulsar nuestra ambición", afirmó el primer ministro Boris Johnson en un mensaje de fin de año más centrado en el coronavirus que en el Brexit.

A las 23:00 horas locales, medianoche en gran parte de la Europa continental, el país abandonó definitivamente la unión aduanera de la Unión Europea.

Debido a la pandemia no hubo festejos. Solo lo que algunos consideran un discreto guiño: el Big Ben, la inmensa campana situada en una torre del Palacio de Westminster, sede del parlamento británico, en restauración desde 2017, que salió excepcionalmente de su silencio para tocar las campanadas de Nochevieja, sonó también una hora antes en el marco de las pruebas destinadas a comprobar su mecanismo.

Con esta histórica salida, que pasó "en Downing Street con su familia", el carismático y controvertido Boris Johnson se apunta una importante victoria personal tras haber tomado las riendas de este caótico proceso en julio de 2019.

Su ejecutivo incluso evitó un sobresalto de última hora, logrando el jueves un acuerdo con el gobierno español para mantener abierta la frontera con Gibraltar: el pequeño enclave británico en el extremo sur de la península Ibérica se integrará en la zona Schengen de libre circulación de personas.

El Reino Unido dejó la Unión Europea tras 48 años de relación con el eurogrupo. (AFP)

¿Qué pasará ahora con la salida del Reino Unido?

Gracias al acuerdo comercial logrado hace una semana por Londres y Bruselas al término de largas y difíciles negociaciones de último minuto, se eliminó la perspectiva de aranceles y cuotas para las mercancías que cruzan el Canal de la Mancha.

Con él, la Unión Europea ofrece un acceso inédito sin aranceles ni cuotas a su inmenso mercado de 450 millones de consumidores a cambio del compromiso británico de respetar normas que evolucionarán con el tiempo en materia de medioambiente, derechos laborales y fiscales, para evitar toda competencia desleal.

Se evitó así el caos en las fronteras británicas, que sus puertos se viesen bloqueados por los camiones sometidos a pesados trámites aduaneros y que la escasez de productos se sumase a la tristeza de un tercer confinamiento provocado por un fuerte resurgimiento del coronavirus.

Pero incluso con un acuerdo, el futuro dista de ser perfecto. Los exportadores británicos tendrán que presentar nuevos documentos aduaneros para demostrar que sus productos son aptos para el mercado único europeo.

Londres instó a las empresas a prepararse, pero las industrias afirman que el gobierno no ha proporcionado a tiempo los sistemas informáticos y el personal de apoyo, aumentando el riesgo de caos.

Defendiendo la idea de una "Gran Bretaña global", Londres busca revitalizar sus relaciones bilaterales con el resto del mundo, especialmente con su "aliado más cercano e importante", Estados Unidos, en palabras de Johnson.

Pero perdió una baza con la derrota de Donald Trump, un entusiasta partidario del Brexit. Y la pandemia de coronavirus ha golpeado duramente a la economía británica, amenazando el brillante futuro prometido por el primer ministro conservador. La idea es que el Reino Unido no se cierre en sí mismo sino que se abra al exterior para forjar acuerdos de libre comercio en todo el mundo.

"Ahora que la Gran Bretaña global ha regresado es hora de que los fabricantes, los hombres y mujeres de acción y los innovadores nos ayuden a escribir nuestro capítulo más emocionante hasta la fecha", dijo la ministra de comercio internacional, Liz Truss, en octubre, prometiendo futuras exportaciones de todo tipo de productos británicos, desde cremas hasta robots.

Además de con la Unión Europea, el Reino Unido firmó ya acuerdos comerciales posbrexit con Japón, Canadá, Suiza, Singapur y varios países de América Latina encabezados por México y Chile. Y está negociando otros con Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, entre otros.

Los acuerdos en preparación o concluidos, incluido el firmado con Bruselas, representan el 80 por ciento del comercio exterior británico para 2022, asegura el gobierno, que remodeló el ministerio de Relaciones Exteriores para integrar su generosa ayuda al desarrollo en la agenda diplomática británica.

La gran promesa de Johnson en las legislativas del pasado diciembre fue "llevar a cabo el Brexit" y luego acabar con las crecientes disparidades económicas entre el rico Londres de las finanzas y el resto del país, especialmente las zonas posindustriales del norte.

Pero este programa de "mejora" mediante grandes inversiones, como la línea de alta velocidad HS2 que debe operar en el centro y norte de Inglaterra, quedó de lado debido a la pandemia. El gobierno insiste sin embargo en que sus objetivos a largo plazo se mantienen y que el dinero con el que Londres ha contribuido hasta ahora al presupuesto europeo se gastará mejor en suelo británico.

Algunos defensores del Brexit pedían una revisión radical del modelo económico para transformar al país en un "Singapur en el Támesis", una especie de paraíso fiscal con un sector financiero ultradesregulado que se convierta en potentísimo rival a las puertas de la Unión Europea. Pero esto quedó impedido por las condiciones del acuerdo comercial, con que Bruselas se aseguró de evitar toda competencia desleal.

El gobierno asegura que la conclusión de acuerdos comerciales no irá en detrimento de cuestiones claves como la sanidad pública o de las normas agroalimentarias, especialmente en su negociación con Estados Unidos.

El Big Ben sonó por la salida del Brexit a las 23:00 horas. (AFP)

Un proceso que demoró más de cuatro años

Tras años de caos y enfrentamiento político, el Reino Unido salió oficialmente de la Unión Europe el pasado 31 de enero, poniendo en práctica lo que los británicos decidieron por 52 por ciento de votos en el referéndum de junio de 2016. Pero, durante once meses el país estuvo en un "período de transición" durante el cual permaneció en la unión aduanera y el mercado único mientras discutía su futura relación con los 27.

La negociación, que en varias ocasiones pareció destinada al fracaso, acabó dando frutos el 24 de diciembre: Londres y Bruselas cerraron el tratado de libre comercio más completo y exhaustivo posible en un plazo récord de diez meses.

Sin embargo, pese al acuerdo, la burocracia aumentará y en Dover, principal puerto británico en el canal de la Mancha, se mezclaban los sentimientos de esperanza e inquietud.

"Será mejor, debemos gobernarnos nosotros mismos y ser nuestros propios jefes", dijo Maureen Martin, una inglesa jubilada, mientras Kirk Hughes, empleado informático, reconocía sentirse "un poco nervioso" ante la potenciales perturbaciones.

A nivel nacional, el ejecutivo conservador deberá esforzarse por reunificar a los británicos, divididos por un Brexit contra el que habían votando tanto Escocia como Irlanda del Norte.

"Dejamos un asiento vacío en la mesa de Europa" pero "no estará vacío mucho tiempo", amenazó el diputado independentista escocés Ian Blackford, y exige un nuevo referéndum de autodeterminación, tras el perdido en 2014, con la esperanza de poder reintegrar la UE como Estado independiente.

Desde su entrada en 1973 en la Comunidad Económica Europea, la relación de los británicos con el bloque ha estado marcada por los conflictos. Más interesado por la integración económica que política, Londres rechazó en 1985 participar en los acuerdos de Schengen y en 1993 en la moneda única. Y pidió contribuir menos al presupuesto común.

Ahora la Unión Europea pierde definitivamente a su primer miembro y con él 66 millones de habitantes y una economía de 2.85 billones de dólares. Y gana el temor a que otros populistas se vean tentados con seguir el ejemplo. Pero, libre de los frenos británicos, podrá seguir trabajando en su proyecto de mayor integración política.

"Ha sido un largo camino. Es el momento de dejar atrás el Brexit. Nuestro futuro se construye en Europa", afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. 

​dmr 

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