El líder opositor ruso encarcelado, Alexéi Navalni, dijo que comenzaría a poner fin gradualmente a una huelga de hambre después de recibir atención médica, pese a que las perspectivas políticas para él y su movimiento se ensombrecieron.
El político opositor, de 44 años, dijo en una publicación de Instagram que su huelga de hambre y el apoyo que había recibido en Rusia y Occidente habían supuesto un "enorme progreso".
El deterioro del estado de salud de Navalni, el opositor más importante del presidente Vladimir Putin, y el hecho de que las autoridades no le dieran el tratamiento que exigía, habían desencadenado una ofensiva diplomática occidental destinada a convencer a Moscú de que hiciera concesiones.
En el post de Instagram, publicado por sus abogados, Navalni dijo que seguía exigiendo ser atendido por un médico de su elección, el desencadenante original de su huelga de hambre, y que estaba perdiendo la sensibilidad en partes de sus piernas y brazos.
Sin embargo, contó que había sido atendido en dos ocasiones por médicos civiles y sometido a pruebas y que tardaría 24 días en salir del todo de la huelga de hambre que inició el 31 de marzo.
"Teniendo en cuenta los progresos y todas las circunstancias, estoy empezando a salir de la huelga de hambre", escribió.
Sus seguidores y amigos reaccionaron con alivio, pero fuentes cercanas al Kremlin y algunos activistas afirmaron que su movimiento político, la Fundación Anticorrupción (FBK), estaba a punto de recibir un posible golpe de las autoridades.
Se espera que un tribunal ruso se pronuncie la próxima semana sobre la petición de un fiscal de Moscú de ilegalizar oficialmente la FBK y la sede regional de Navalni, la columna vertebral de su movimiento, por considerarla un grupo extremista.
La decisión, si se produce, daría a las autoridades el poder legal de detener y encarcelar a sus partidarios simplemente por ser activistas.
dmr