El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que la pandemia del coronavirus amenaza con revertir las mejoras registradas en las oportunidades económicas de las mujeres y en ampliar las brechas de género que aún persisten, pese a 30 años de progresos, por lo que es fundamental que las autoridades económicas adopten medidas que limiten los efectos prolongados de la pandemia en las mujeres.
De acuerdo con lo planteado en el Blog sobre Economía Global, algunas de esas medidas podrían consistir en ampliar el apoyo a los ingresos de la población vulnerable, preservar los vínculos laborales, ofrecer incentivos para compaginar el trabajo con las responsabilidades del cuidado familiar, mejorar el acceso a la atención sanitaria y la planificación familiar y ampliar el apoyo a las pequeñas empresas y trabajadores independientes.
También es prioritario, abundó el documento en el que participó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, eliminar los obstáculos legales que impiden el empoderamiento económico de las mujeres.
El FMI explicó que este retroceso en las condiciones de las mujeres se da por varias razones. En primer lugar, porque las mujeres tienden a trabajar más que los hombres en los sectores sociales, como son las industrias de servicios, comercio minorista, turismo y hospitalidad, que requieren interacciones personales, y estos sectores son los más afectados por las medidas de mitigación y distanciamiento social.
En segundo lugar, las mujeres tienden a trabajar en el sector informal más que los hombres en los países de bajo ingreso. El empleo informal, que suele remunerarse en efectivo sin ninguna supervisión oficial, deja a las mujeres con un salario menor, sin protección de la legislación laboral y sin prestaciones como pensiones o un seguro médico y los medios de vida de los trabajadores informales se han visto muy afectados por la crisis del covid-19.
En tercer lugar, las mujeres tienden a realizar más labores domésticas no remuneradas que los hombres, unas 2.7 horas al día más para ser exactos; además, ellas soportan la carga de las responsabilidades del cuidado familiar derivadas de las medidas de paralización, como los cierres de escuelas y las precauciones para los padres mayores y vulnerables.
Tras el levantamiento de las medidas de paralización, la vuelta al trabajo de las mujeres está siendo más lenta. Además, en las familias con al menos un hijo menor de seis años, es aproximadamente tres veces más probable que el padre vuelva al trabajo a que lo haga la madre.
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En cuarto lugar, las pandemias suponen para las mujeres un mayor riesgo de pérdida de capital humano. En muchos países en desarrollo, las chicas jóvenes se ven forzadas a abandonar la escuela y trabajar para complementar el ingreso del hogar. Sin educación, estas niñas sufren una pérdida permanente de capital humano, lo que interrumpe el crecimiento de la productividad y perpetúa el ciclo de pobreza entre las mujeres.
En este contexto, el FMI considera que a más largo plazo, pueden formularse políticas que aborden la desigualdad de género mediante el establecimiento de condiciones e incentivos para que las mujeres trabajen. Son especialmente eficaces las políticas fiscales con perspectiva de género, como la inversión en educación e infraestructura, los subsidios para el cuidado de los hijos y los permisos de parentales.
Aseguró que estas políticas no solo son cruciales para eliminar factores que impiden el empoderamiento económico de las mujeres, sino que también son necesarias para fomentar una recuperación inclusiva tras el coronavirus.
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